Asumo cada vez más
claro que cuantos os os acercáis a leer el blog, cada vez estáis más interesado
y entusiasmados por un trabajo consistente interior, el cual reclama la
meditación diaria sistemática.
Siguiendo con el tema
de la irradiación, os he presentado una serie de meditaciones que ya tenéis
para elegir. No es preciso que las practiquéis todas al mismo tiempo, pensando
que tenéis mucha vida por delante para progresar con su realización diaria.
Abundando en el tema
de la irradiación, un aspecto que llama mucho la atención es el de “la apertura del tercer ojo”. Es una experiencia
que la humanidad actual está cerca de constatar, ahora que nos acercamos a la
experiencia general de estar en el Quinto Reino, el reino supermental, el del
Yo verdadero.
Para más pronto
conseguir esta experiencia, paradójicamente debemos pasar del yo personal al verdadero
Yo, viendo entonces que lo divino no solamente está en nosotros, sino en todos
los seres. Va requiriendo una transformación de nuestra conciencia y una pureza
de nuestros cuerpos físico y etérico.
Os presento ahora una
cita del Maestro Tibetano, y el desarrollo de la meditación que puede ayudar a
que más pronto se dé esta experiencia. Como todo el conjunto es bastante largo,
por lo presento en dos entradas.
“El centro entre las cejas, comúnmente llamado el tercer ojo, tiene una función poco común y peculiar. Como he señalado en otra parte, los estudiantes no deben confundir la glándula pineal con el tercer ojo, y aunque están relacionados, no son lo mismo
...El tercer
ojo se manifiesta como resultado de la interacción vibratoria entre las
fuerzas del alma que trabajan por medio de la glándula pineal, y las fuerzas de
la personalidad que actúan por medio del cuerpo pituitario. Estas fuerzas
negativas y positivas interaccionan, y cuando son suficientemente potentes
producen la luz en la cabeza. Así como el ojo físico vino a la existencia
en respuesta a la luz del sol, también el ojo espiritual vino, análogamente,
en respuesta a la luz del sol espiritual. A medida que el aspirante se
desarrolla se hace consciente de la luz. No sólo me refiero a la luz
dentro del aspirante mismo, sino a la luz en todas las formas, velada
por todas las envolturas y expresiones de la vida divina. A medida que se
acrecienta su percepción de esta luz, así se desarrolla el mecanismo de la
visión y viene a la existencia, en el cuerpo etérico, el mecanismo mediante el
cual él ve las cosas a la luz espiritual”.
Alice A. Bailey, tratado
de Magia Blanca. Pág. 161.
Para lograrlo más
pronto, añadir un estado de óptima energetización etérica: respirar
ampliamente, a ser posible mantener al aire libre el triángulo pránico1, comer frutas, vegetales, frutos secos, situarse
en lugares aireados, suprimir tejidos acrílicos o sintéticos, contactar con la
naturaleza.
Eliminar de la conciencia todo
lo que signifique bloqueos o restricción
del fluir de la energía: egoísmo, tristeza, depresión, ira, amargura,
resentimiento, inhibición. Expresar alegría, aceptación positiva de lo que la
vida trae y no se puede evitar, cultivar
la actitud de servir y atender a los demás, como miembros de la gran familia, con
un profundo al amor fundado en la percepción intuitiva de la Unidad.
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