miércoles, 2 de julio de 2014

EJERCICIO PARA EL DESPERTAR DEL TERCER OJO:



  
1.- Relajación físico-mental. Posición cómoda y relajada, con el tronco erguido en la forma apropiada para meditar. Llevar la atención por el cuerpo físico, como si la respiración se trasladase a donde la atención se fija en el cuerpo, produciendo la inhalación una mayor sensibilidad, y la relajación en la misma zona una sensación clara de mayor distensión. Notar los brazos, piernas, tronco y cuello; y en la cabeza, mentón, mejillas, lengua, garganta,  ojos, frente, y finalmente toda la cabeza.

2.- Alineamiento inferior, tomando control de los cuerpos sutiles.
a)          Llevar la atención por el cuerpo etérico, como visualizando una masa de luz casi densa y palpable, como una neblina de color anaranjado. Apreciar que la atención mental es como un foco de luz que ilumina más dicha masa por donde pasa. Mover lentamente el foco de atención por todo el cuerpo, hasta asumir que se ha contactado con todo él y se halla más iluminado.
Mueve la atención lentamente por la columna energética de arriba abajo y de abajo arriba, sabiendo que es la zona para el asiento formal de la propia conciencia, desde donde rige, vive su autenticidad, y nada le afecta.
Desde el entrecejo asume que contactas y dominas sobre toda la masa a un tiempo. Puedes pronunciar: Esta masa etérica con la que contacto es la de mi cuerpo etérico; se me ha dado para que pueda realizar rectas acciones, y para eso lo utilizaré yo en adelante”.
Disfruta el tiempo que quieras de esta constatación. 

b)          Ahora lleva el foco de tu atención como un foco de luz por el cuerpo astral, sabiendo que está hecho de una masa más sutil, que es más amplio, y sobrepasa al físico unos diez o quince centímetros por todas partes. Puedes visualizarlo de color rosa, que representa la disposición de amar sincera e incondicionalmente a todos. Conforme pasas y repasas por él, visualízalo más luminoso y radiante, y que con ese contacto consciente se te somete.
Muévete por la columna del mismo modo que antes.
Y desde el centro del entrecejo extiende tu conciencia por todo él, al tiempo que puedes afirmar: Este cuerpo astral es mío, se me ha dado para expresar por su medio amor incondicional a todos, como vivencia paralela a la de Unidad de la que todos  somos expresión. Para eso lo quiero yo y para eso lo usaré en adelante”.
Disfruta el tiempo que quieras de esta experiencia.

c)          Ahora lleva el foco de luz de tu atención por la masa material de tu cuerpo mental. Es más sutil y más amplio, tiene forma ovoidal y es de color dorado, con su zona más amplia en torno a la cabeza, en un radio como de entre treinta a cincuenta centímetros.
Tras haber contactado con toda su masa, iluminándola en la misma forma que lo has hecho con los cuerpos anteriores, muévete por su columna energética lentamente para fortalecer la tendencia de la conciencia a asentarse en ella.
Sitúa la conciencia en la raíz del entrecejo y afirma: “Esta masa que he contactado y que subordino es mía. Se me ha dado para expresar con pensamientos la verdad que capte intuitivamente en los planos mentales superiores; para eso lo utilizaré yo en adelante, y también para conocer lo que capten y me trasmitan los demás”.
Disfruta el tiempo que quieras de esta experiencia

3.- Asienta tu presencia en la raíz del centro del entrecejo, asumiendo la conciencia de poder sobre los tres cuerpos, poniéndolos bajo tu control integrador. Realiza cuatro respiraciones reafirmando la propia experiencia de poder integrador estando en el entrecejo: 1 Yo decido sobre qué pensar (visualizar y mantener la atención y sensibilidad en toda la masa del cuerpo mental), 2 Yo decido sobre qué sentir” (visualizar y mantener la atención y sensibilidad en toda la masa del cuerpo astral), 3 Yo decido qué hacer (visualizar y mantener la atención y sensibilidad en toda la masa del cuerpo etérico).
Y asumiendo los tres al mismo tiempo y viéndolos radiantes, luminosos y armónicos:  4 “Yo soy la conciencia personal que los integra y obra con poder sobre los tres”.

4.- Apreciar que la zona del centro del entrecejo está radiante y produce una estado vibrante en la frente. Desde la zona de delante de la frente donde está abierto el centro del entrecejo, visualizar un canal por el que la luz de la personalidad fluye a la glándula hipófisis que vierte sus hormonas a la sangre, para beneficio de todo el organismo, afectando directamente con su vibración a la zona de los ojos.

5.- Asume la realidad de la conciencia superior, el YO supermental. Visualízalo simbólicamente como una blanca luz arriba de  la cabeza.
Traslada la experiencia de conciencia personal lúcida en el entrecejo al reconocimiento del verdadero YO, arriba de la cabeza con igual realismo. Mantente en él unos instantes.

6.- Realiza un acto de total e incondicional consagración de la personalidad al Yo superior: “Tú eres mi verdadero yo, y yo soy tu instrumento. Sólo tengo sentido al atenerme a tu criterio, a la recta conciencia. A ti me consagro sincera y profundamente, de modo incondicional y para siempre”. 
Guarda silencio por unos instantes.
Asume que en respuesta a dicha consagración incondicional, el Yo superior o alma emite OM, y que su poder radiante produce un efecto magnético en la conciencia personal, de modo que estando en total pasividad se eleva arriba de la cabeza en un estado de fusión con el alma. Emite el OM.
Como resultado, aprecia en la conciencia una lucidez mucho más rica, serena, central y constante, estando la conciencia personal en absoluta pasividad; es indicativo de que el cuerpo mental se halla iluminado. Mantente el tiempo que quieras en esta experiencia.

7.- Extiende un canal de luz desde arriba de la cabeza donde está abierto el centro coronario, hasta la glándula pineal. Asume que la energía fluye por la zona superior del cerebro y que la glándula vierte sus hormonas a la sangre, para beneficio de todo el organismo.

8.- Al tiempo que persiste el estado de fusión del alma y la personalidad, debido a que la consagración se mantiene y la irradiación del OM también, vive ambos estados de conciencia cada uno en su propio centro o chakra: alma, en el coronario; personalidad, en el entrecejo..
Visualiza que los centros se hacen más grandes y radiantes, y que se forma una zona conjunta más brillante dentro de la cabeza, en donde se interpenetran ambas esferas de luz radiante. Es una zona especialmente magnética.

Nota que la luz del entrecejo es más grande y luminosa que antes, porque ahora el yo personal está iluminado por la luz del alma, debido a la fusión.
Permanece en dicha zona viviendo la fusión.

9.- Estando en dicha zona considera que tanta irradiación es debida a la energía de la vida que te llega directa y expresamente desde su ámbito infinito hasta el corazón como un propósito definido.
Y que la lucidez tan notoria se debe a que la luz de la Inteligencia espiritual te llega directa y expresamente por el canal por el que el alma te lo trasmite desde su propio plano hasta la zona de la glándula pineal.

10.- Mientras te encuentras siendo conciencia viva y luminosa, visualiza que todo es energía, y que todos los seres tenemos un centro que nos mantiene vivos y radiantes, como participes de la energía Una, y que hasta los átomos tienen un comportamiento  revelador de que tienen en cuenta sus partes integrantes más la impresión exterior. Hasta los átomos físicos tienen luz, las moléculas, las proteínas, los organismos, los minerales, vegetales, animales y humanos; todo lo que ahora te rodea es de luz de conocer y luz de vida.
Estando en la zona intermedia de luz conjunta, contempla que todos los seres irradian luz y son presencia viva de lo superior, espiritual o divino.

12.- Visualiza tu figura, viéndola cómo realiza este ejercicio con mucho interés y agrado, y como, a consecuencia de ello, le resulta cada vez más fácil tener esa visión intuitiva del mundo. Mantén la expectativa de que, de ese modo, se acerca el momento en que los ojos físicos verán la luz que hay en todas las cosas, gozando de la visión etérica. Adelántate imaginando “como si” ya las vieses dicha luz.

13.- Aprecia la experiencia de tu conciencia fusionada, alma-personalidad: cómo está plena y radiante en medio de un entorno igualmente radiante y sintónico contigo, dado que todo es expresión de la misma Realidad. 
Lleva especialmente tu atención sensible a los ojos, llenos de luz etérica, con mayor luz ahora, añadida por la plenitud interna y externa. Observa cómo en ellos no hay tensión mental ni emocional.

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