Ahora
le daré una meditación personal que le servirá, así lo espero, para elevar la
vida del cuerpo astral desde el plexo solar al centro cardíaco, eliminando así
algunas de las limitaciones que desaparecerán cuando el cuerpo y la fuerza
astrales de sexto rayo sean trasmutados y el amor al todo ocupe el lugar del
amor a la parte.
1 . Asuma
mentalmente la posición del Observador.
Su mente de cuarto rayo debería permitirle observar con desapego el
conflicto entre la personalidad y el alma.
2. Perciba
la tenue luz de la personalidad y la brillante radiacíón del alma; luego
observe otra dualidad, es decir, la brillante y poderosa luz o influencia del
plexo solar y la vacilante y fluctuante luz del centro cardíaco.
3. Enfoque
su conciencia, por el poder de la imaginación, en el alma radiante, manténgala
allí firmemente, vinculando también el alma y el centro coronarlo por el poder
del pensamiento.
4. Entone
el OM tres veces, exhalando la energía del alma hacia la triple personalidad,
llevando y reteniendo esa energía (como reserva de fuerza) en el centro
ajna. Manténgala allí, aumentando la luz
de la personalidad con la radiación del alma.
5. Entonces
diga:
"La luz del alma apaga la tenue luz de la
personalidad, así como el sol hace desaparecer la llama de un pequeño
fuego. El fulgor del alma ocupa el lugar
de la luz de la personalidad. El sol
sustituye a la luna".
6.
Vierta definitivamente la luz y la energía del alma en el centro cardíaco, creyendo
-mediante el poder de la imaginación
creadora- que evoca una actividad vibratoria tan poderosa que actúa como un imán en relación con el
plexo solar. La energía del plexo solar
es elevada o atraída hacia el centro
cardíaco y allí se trasmuta en amor del alma.
7. Manténgase
como Observador, visualice el proceso contrario al anterior. El plexo solar se apaga porque lo sustituye
el brillo del corazón. La luz del alma
permanece inmutable, pero aumenta grandemente el brillo de la luz de la personalidad.
8. Entone
como alma, unida a la personalidad, siete veces el OM, exhalándole hacia su
medio ambiente.
Esto, hermano mío, es más bien un
ejercicio de visualización que una meditación, pero su eficacia depende de su
capacidad, como observador espiritual, para conservar la continuidad mental a
medida que lo realiza. La energía sigue
al pensamiento y es la base de toda
práctica ocultista, y tiene primordial significación en este ejercicio. Descubrirá que si lo practica regularmente y
sin una idea establecida sobre los resultados, se producirán en su conciencia
cambios duraderos y la luz del grupo será también más brillante.
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