LA IRRADIACIÓN PROPIA DE LA NUEVA
ERA.
Hasta ahora hemos
hablado de la irradiación desde un enfoque individual, sea que hablemos del yo
ilusorio o del verdadero yo, del yo personal o del anímico. Lo tomamos como lo
más natural, porque percibimos la
Realidad desde nuestro el acceso separativo individual. Destaca que somos
pequeños seres separados.
Sí, en vez de utilizar
la mente concreta para acceder a este conocimiento, desplegamos la intuición, entonces el enfoque correcto
se realiza de la Unidad a la multiplicidad. La intuición percibe que la
Realidad no tiene configuraciones ni límites; identificándonos con Ella, la
advertimos presente dentro de la multiplicidad de formas.
El 3er ojo y el ojo de
la visión no consistencia propia a las formas separadas. Enfocando el mundo desde la Realidad
espiritual tiene sentido la afirmación del Maestro DK de que “impropiamente hablamos de mi alma y tu
alma, porque en realidad el alma es Una”.
Aceptamos sin problemas
que somos alma y personalidad, pero de hecho es la personalidad la protagonista.
La humanidad actualmente está encarando la importante etapa de lograr la fusión alma-personalidad. Esto se logra
relativamente fácil cuando abrimos hacia arriba nuestra conciencia receptiva durante la meditación. Pero el objetivo es que, al realizar esta
fusión en la meditación diaria, y después en otros momentos del día alargando el estado meditativo, se
alcance la etapa en la que constantemente
vivamos en el supermental y que, por tanto, quien se relaciona con los
demás sea el alma.
Se afirma que el alma, por su natural está en profunda
meditación. Esto quiere decir que ella se siente proyección pura y
constante de la triple energía que la hace ser; se evidencia una corriente de
energía dentro de la ardiente voluntad de Dios. La energía que la impulsa a
encarnarse lo hace para que cumpla un
determinado propósito, el cual es un pequeño
potencial dentro del gran “Propósito que los Maestros conocen y sirven”.
Advierte que Su
determinado propósito es el mismo que el que cumplen otros seres humanos en el
planeta en ese momento. Por tanto son la
misma corriente de energía. Y esa sintonía natural, original y profunda les
lleva a una expansión de conciencia,
y finalmente a sentirse un alma grupal.
La experiencia propia y característica de la Nueva Era será la
experiencia de vivir como alma grupal.
El alma grupal se caracteriza por una percepción
de mayor elevación de conciencia, mayor irradiación y estabilidad, y dedicación abnegada al servicio a los
demás hasta en el plano físico. Aparecerá la experiencia de la relación de unas
almas grupales con otras, siendo su reconocimiento vivo y evidente, telepático
sobre todo.
De un modo u otro las
almas, por atracción magnética, tenderán
a vincularse con un alma grupal u
otra; varios grupos de almas grupales constituyen un alma grupal mayor. Así
es como funcionarán “los diez grupos
simiente”, y en los planos superiores así es como funcionan los Ashramas,
las comunidades espirituales de discípulos de los Maestros. Todos los Ashramas
unidos conforman el llamado “Gran
Ashrama de Sanat Kumara”, también referido como el Señor del Mundo, que es
como la personalidad del Ser excelso, al que se nombra como el Logos
planetario.
El ser humano de la
Nueva Era no se parecerá nada a nosotros. El planeta lo podemos imaginar como
un gran globo de luz, inhabitado por muchísimos pequeños globos de luz, las
almas grupales; por tanto destacará por su gran irradiación. Puede que en esta
encarnación no lo podamos gozar plenamente, pero como nos vamos y volvemos,
seguro que en la siguiente encarnación este panorama tan maravilloso será
nuestra experiencia primordial: alma
grupal en constante y gran irradiación de energía.