De esta etapa poco
podemos decir que sea apropiado para nosotros, que ya nos damos por satisfechos
si conseguimos alguna experiencia propia de la etapa anterior, la etapa de “Proyección”.
Esta etapa en las
dos siguientes son expresiones de la respuesta de los niveles superiores de la
vida espiritual. Debido a la proyección del alma-personalidad a la Realidad
espiritual y su identidad con Ella, uno se convierte en discípulo consciente de
lo que tiene que realizar en el mundo. Se siente ser depósito de energía
viviente, radiante y, como capta desde el alma cuáles son las necesidades de la
humanidad, se pone en actividad usando su mente clara y su voluntad cargados
con la pronunciación de una Frase o Palabra de Poder.
El resultado es
que su potencia y radio de influencia son ahora tan fuertes que pueden evocar
respuesta de la misma Tríada
espiritual. Esto significa 1 progreso en el puente o antakarana.
El aspecto más elevado de la Realidad espiritual, simbolizado como “El Padre, o
la Mónada” actúa ahora por medio de este puente respondiendo al alma, enriquecida
por la experiencia de la vida de la personalidad en los tres mundos (el mundo
mental, el emocional y el vital).
En este nivel se
abre el discípulo a trabajar dentro de una escala planetaria. La tensión que
evocar respuesta es la invocación del alma-personalidad implicadas en
solucionar las necesidades de la conciencia humana. Significaría la parte
ascendente de ese puente de continuidad; la parte descendente es la evocación o
respuesta con mayores aportaciones de energía para que realice correctamente el
servicio propio de 1 Iniciado o Maestro de Sabiduría, el servicio de la
comprensión amorosa. Se produce 1 contacto entre las energías del alma y
personalidad fusionadas, y la energía de la Mónada que actúa por medio de la
Tríada espiritual -la triple evidencia de que la Realidad es 1 océano infinito
de Poder, un ámbito mismo de Unidad, e igualmente 1 Inteligencia sin límites,
creadora de todo el mundo manifestado que conocemos.
Este es el proceso
técnico de invocación y evocación, provocando 1 acercamiento gradual de los 2
aspectos divinos. La liberación de ambos se hace recíprocamente más fuerte
hasta que llega el momento en que se hace contacto, por la meditación, entre
las 2 proyecciones.
Ya no existe el sentimiento de personalidad y alma, o ego
y forma, sino simplemente el Uno, funcionando en todos los planos como un punto
de energía especial y llegando a la esfera de la actividad planeada por medio
del Sendero de Luz. Este Sendero es el puente o
antakarana que une el Espíritu con la materia. Por él se proyecta 1 línea de
energía o respuesta que contactara con la proyección inferior que busca ayuda.
La tensión de la inferior evoca la atención de lo Superior.
La respuesta de la
Mónada no se debe a que sienta ninguna atracción por la manifestación externa,
sino que sólo queda el gran
"tirón", de la conciencia de toda la humanidad, al que se puede
responder por medio del antakarana ya construido. Descendiendo, o más bien atravesando este
puente, el descenso puede hacerse a
voluntad a fin de servir a la humanidad y llevar a cabo la voluntad de Shamballa.
Ésta es una
afirmación de la consumación final, pero antes de que tenga lugar en su total
perfección, pasa un largo período de
acercamiento gradual de los dos aspectos del puente.
A
esta etapa siguen después la quinta y la sexta etapas, llamadas las de Estabilización
y Resurrección. Con ello el puente está
construido.