LA IRRADIACIÓN DEL AMOR DEL ALMA
La
revelación de las cualidades del alma va sucediendo conforme nos consagramos a
ella y movilizamos las energías que nos llegan por medio del servicio los
demás. Esta evolución se realiza a lo largo de muchas encarnaciones, siendo la
primera revelación que recibimos la de la inteligencia.
Al
principio la cualidad de la inteligencia del alma nos llega de forma
inconsciente, pero no obstante resulta muy efectiva, pues debido a ella el ser
humano se comporta como un ser consciente. La conciencia, el sujeto del
conocimiento, queda iluminado mientras conoce, a través de la mente también
iluminada por esa misma luz del alma, los objetos de conocimiento. Somos
capaces no sólo de conocer el mundo exterior, sino también de reconocernos a
nosotros mismos mientras conocemos.
Esa
tendencia a conocer a la conciencia se
hace cada vez más fuerte y es el factor más importante en nuestra evolución
espiritual. Debido a esta tendencia o impulso el ser humano siente cada vez más interés por entrar en
el silencio de la conciencia pura. Nos damos cuenta de que las cosas nos interesan en la medida en que
impresionan a nuestra conciencia, y entonces nos preguntamos ¿qué tiene la conciencia que hace que a las
cosas que conoce se les de tanto valor? De ello resulta que busca adentrarse
en conocer qué es la conciencia en sí. De este modo entra en un estado de
silencio interior, y descubre que es la conciencia que por medio de los
sentidos se relaciona con el mundo exterior, pero a la vez es una proyección de unos niveles más elevados de
si misma. Éste conocimiento de sus niveles elevados es referido como “la luz del alma”.
Cuando
se persiste en esa alta luz se perciben ciertas cualidades subsidiarias que le son connaturales: se percibe que esa
alta luz nunca cesa, y de ahí que se
le denomine como la “luz solar”. No necesita
de ningún proceso para apercibirse
de si misma o irradiarse; no tiene
límites ni separaciones, siendo por tanto infinita.
Si se
persiste en respirar esa alta luz que la conciencia es, y al mismo tiempo continúa
orientándose hacia lo superior, en su propia luz alcanza la revelación de que es una expresión pura de la Inteligencia
espiritual creadora. En esa identidad con la Luz-Inteligencia espiritual
creadora aparece la revelación del “sólo
Yo soy”, y todos los seres no somos más que pequeños ámbitos que delatan de
Su Presencia.
Además
de la revelación de la inteligencia del alma, llega un momento en que aparece
la revelación de la cualidad de amor.
El amor que sentimos hacia los demás ordinariamente no es más que una expresión
de un sentimiento y por tanto pertenece a nuestro cuerpo astral o emocional.
Pero a
veces nos damos cuenta de que el amor es muy profundo y parece como que surge de un sustrato de más adentro y previo a cualquier
sentimiento. Entonces ese sentimiento de amor puede ser una proyección de
la evidencia alcanzada por la conciencia superior de que todas las conciencias somos expresión de una misma conciencia más
profunda y amplia. Esta revelación aparece cuando se despliega la cualidad de amor del alma.
Como es
una revelación que surge cuando la conciencia personal ha descendido por medio
de la meditación a la conciencia del alma y se ha unido a ella, goza de la potente irradiación que es
propia de la verdad. Es totalmente evidente: como conciencia no tengo
separaciones y puedo experimentar un continuo con las otras conciencias, si llego
a identificarme con la conciencia transfondo o superior. Como se trata del descubrimiento
de la conciencia trasfondo, en ella me encuentro en más sólida
identidad: es más cierto en esa revelación que me extiendo a las
conciencias de los demás, que cierto me era antes ser simplemente una
conciencia.
Esta
experiencia del amor del alma, se traduce en la personalidad amando incondicionalmente a los demás. Amo
a lo real que en los demás existe, Amo no sus contenidos de conciencia, sino la
conciencia misma y la veo de la misma calidad que la propia conciencia, porque
en realidad sólo veo una conciencia.
Al emitir ese tono de amor profundo e incondicional, provocó en los demás un
estímulo en su nivel más profundo, que hará que consciente o inconscientemente quien
se relacione conmigo se encuentre aceptado y descubra que se eleva su
autoestima. El amor a los demás, como revelación del amor del alma, es lo que
más ayuda a su evolución. Todos debemos
irradiar el amor del alma desde nuestro corazón.