viernes, 21 de febrero de 2014

LA IRRADIACIÓN DEL AMOR DEL ALMA




LA IRRADIACIÓN DEL AMOR DEL ALMA

La revelación de las cualidades del alma va sucediendo conforme nos consagramos a ella y movilizamos las energías que nos llegan por medio del servicio los demás. Esta evolución se realiza a lo largo de muchas encarnaciones, siendo la primera revelación que recibimos la de la inteligencia.
Al principio la cualidad de la inteligencia del alma nos llega de forma inconsciente, pero no obstante resulta muy efectiva, pues debido a ella el ser humano se comporta como un ser consciente. La conciencia, el sujeto del conocimiento, queda iluminado mientras conoce, a través de la mente también iluminada por esa misma luz del alma, los objetos de conocimiento. Somos capaces no sólo de conocer el mundo exterior, sino también de reconocernos a nosotros mismos mientras conocemos.
Esa tendencia a conocer a la conciencia se hace cada vez más fuerte y es el factor más importante en nuestra evolución espiritual. Debido a esta tendencia o impulso el ser humano siente cada vez más interés por entrar en el silencio de la conciencia pura. Nos damos cuenta de que las cosas nos interesan en la medida en que impresionan a nuestra conciencia, y entonces nos preguntamos ¿qué tiene la conciencia que hace que a las cosas que conoce se les de tanto valor? De ello resulta que busca adentrarse en conocer qué es la conciencia en sí. De este modo entra en un estado de silencio interior, y descubre que es la conciencia que por medio de los sentidos se relaciona con el mundo exterior, pero a la vez es una proyección de unos niveles más elevados de si misma. Éste conocimiento de sus niveles elevados es referido como “la luz del alma”.
Cuando se persiste en esa alta luz se perciben ciertas cualidades subsidiarias que le son connaturales: se percibe que esa alta luz nunca cesa, y de ahí que se le denomine como la “luz solar”. No necesita de ningún proceso para apercibirse de si misma o irradiarse; no tiene límites ni separaciones, siendo por tanto infinita.
Si se persiste en respirar esa alta luz que la conciencia es, y al mismo tiempo continúa orientándose hacia lo superior, en su propia luz alcanza la revelación de que es una expresión pura de la Inteligencia espiritual creadora. En esa identidad con la Luz-Inteligencia espiritual creadora aparece la revelación del “sólo Yo soy”, y todos los seres no somos más que pequeños ámbitos que delatan de Su Presencia.
Además de la revelación de la inteligencia del alma, llega un momento en que aparece la revelación de la cualidad de amor. El amor que sentimos hacia los demás ordinariamente no es más que una expresión de un sentimiento y por tanto pertenece a nuestro cuerpo astral o emocional.
Pero a veces nos damos cuenta de que el amor es muy profundo y parece como que surge de un sustrato de más adentro y previo a cualquier sentimiento. Entonces ese sentimiento de amor puede ser una proyección de la evidencia alcanzada por la conciencia superior de que todas las conciencias somos expresión de una misma conciencia más profunda y amplia. Esta revelación aparece cuando se despliega la cualidad de amor del alma.
Como es una revelación que surge cuando la conciencia personal ha descendido por medio de la meditación a la conciencia del alma y se ha unido a ella, goza de la potente irradiación que es propia de la verdad. Es totalmente evidente: como conciencia no tengo separaciones y puedo experimentar un continuo con las otras conciencias, si llego a identificarme con la conciencia transfondo o superior. Como se trata del descubrimiento de la conciencia trasfondo, en ella me encuentro en más sólida identidad: es más cierto en esa revelación que me extiendo a las conciencias de los demás, que cierto me era antes ser simplemente una conciencia.
Esta experiencia del amor del alma, se traduce en la personalidad amando incondicionalmente a los demás. Amo a lo real que en los demás existe, Amo no sus contenidos de conciencia, sino la conciencia misma y la veo de la misma calidad que la propia conciencia, porque en realidad sólo veo una conciencia. Al emitir ese tono de amor profundo e incondicional, provocó en los demás un estímulo en su nivel más profundo, que hará que consciente o inconscientemente quien se relacione conmigo se encuentre aceptado y descubra que se eleva su autoestima. El amor a los demás, como revelación del amor del alma, es lo que más ayuda a su evolución. Todos debemos irradiar el amor del alma desde nuestro corazón.


                                                                                                          

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