sábado, 22 de agosto de 2015

LA REVELACIÓN DE LA INTELIGENCIA DESMANTELA A SU PROTAGONISTA.





                                                                  
LA REVELACIÓN DE LA INTELIGENCIA DESMANTELA A SU PROTAGONISTA.
Viviendo en esta experiencia de la inteligencia del alma, llega la revelación de que esa Inteligencia es lo que realmente somos. La Inteligencia es, y nosotros somos configuración suya. La luz de la inteligencia entonces es tan potente que queda velada la autoconciencia personal, la cual desciende -al principio por unos instantes- a un nivel subliminal.
Es fácil captar como la revelación no sólo es una percepción elevada, sino que al mismo tiempo se expande: nos revela que, igual que nosotros somos configuración suya, también lo son los demás seres humanos, y todos los animales, los vegetales y los minerales. Nos viene la revelación de que somos proyección pura de la Inteligencia creadora. Sólo Ella es, o “Sólo Yo soy” afirmamos cuando se apodera de nosotros esta revelación.
¿Tendrá límites la elevación y expansión de la Inteligencia espiritual?  Y me vienen afirmaciones mántricas como: “Soy un punto de luz dentro de una luz mayor…”, “Desde el punto de luz en la mente de Dios, que afluya luz a las mentes de los hombres…”. También recuerdo que entre las ocho connotaciones que presenta el Maestro D.K. como constituyentes de la Sabiduría de los Maestros, por tres veces hace referencia a la Inteligencia: primero afirma que Sabiduría es la sublimación de la Inteligencia (lo cual eleva mi consideración a los planos más elevados -concedemos que los Maestros excelsos son inteligentes-), la sublimación del aspecto superior e inferior de la Inteligencia (aquí entiendo que la mente ordinaria es el aspecto inferior de la Inteligencia -lo que comprendemos como mente iluminada, al punto de ser una proyección automática de lo superior, como ocurrirá ahora que se van a reencarnar algunos de los Maestros-; y la penúltima connotación dice que Sabiduría es la respuesta intelectual al contacto.
Esto último quiere decir que, si obramos con inteligencia, con sabiduría, mientras seamos ella -y por siempre lo seremos-, habremos de desmantelar toda la consistencia que hasta ahora hemos concedido a los demás y a las cosas. Sólo yo soy, solo Ella es. Entonces el mundo es un conjunto interminable de relaciones de estímulos y respuestas cuyo único sujeto es la Realidad misma. Así la Inteligencia nos conduce a la gloria de Sú manifestación, de Mi manifestación.

sábado, 15 de agosto de 2015

LA INTELIGENCIA, TU PRIMERA AUTORREVELACIÓN.



LA INTELIGENCIA, TU PRIMERA AUTORREVELACIÓN.

Estamos en que te encuentras meditando, enfocándo a tu conciencia supermental, el alma, e invocativamente te abres a su respuesta. Aparece la experiencia de la lucidez central, radiante, pura y sin contenidos. Al principio la experiencia parece un relámpago que se abre en la oscuridad e inmediatamente desaparece. Te da la impresión de que es algo que está ahí y que te invade, saturando tu conciencia de gran auto lucidez. Todavía el yo personal está en el centro de la escena, observando la luz invasiva. Hasta puedes entenderla como una cualidad que es tuya y de la cual hasta ahora no te habías apercibido. 
Cuanto más persistes en esta invocación y experiencia de la luz de la Inteligencia, con más frecuencia sucede la revelación genuina de la lucidez, más perdura, apareciendo una nueva revelación: esa luz no es algo que esté ahí fuera, sino que evidencias que es cualidad central de tu ser.
Después sucede la revelación de que esa Inteligencia no solamente se afirma como el centro de tu ser, sino que del mismo modo llega a ser el centro de todo. Ello es así porque “el alma esta en profunda meditación”, en la constante revelación de ser proyección pura de la Inteligencia creadora.
Al principio esta revelación sucede como un relámpago, debido a que nuestra conciencia cerebral todavía no tiene capacidad para empaparse de la experiencia, lo cual ocurrirá conforme persistas, día tras día, mes tras mes, año tras año en la meditación. Y lo harás, porque no tienes otra alternativa: sabes que eso es lo que eres, y lo demás es descender a la rutinaria conciencia personal de la mente concreta, tu mente conductista.
Lo más probable es que te venga la revelación, en algún momento determinado de tu madurez meditativa, de que la inteligencia que eres tiene profundidad. Esto te da paso a entrar en la experiencia-revelación de la siguiente calidad del alma, la de que eres Unidad-Amor.
Si te interesa practicar con un grupo de meditación, contacta a manuel@irradiacion.com:

lunes, 10 de agosto de 2015

AHORA VAMOS A IRRADIAR NOSOTROS.



AHORA VAMOS A IRRADIAR NOSOTROS.
Hasta este momento nos hemos dedicado a reflexionar sobre calidades a irradiar, entidades que puedan realizar la irradiación, conveniencia de integrarnos en entidades más elevadas y amplias para aumentar el potencial radiante, etc. Casi todo se ha mantenido hasta ahora en un nivel teórico o mental, pero, como dice aquel refrán zen: “hablando, no se cuece el arroz”. Por tanto ahora vamos a emprender una orientación práctica, de modo que nos pongamos delante algunas técnicas a emplear, para que nuestra irradiación funcione, aunque sea pequeña.
Para irradiar lo primero que tenemos que hacer es querer. Nada más con activar en el interior de nuestra conciencia el “querer irradiar” notamos un cambio en ella. Es el mismo cambio que encontramos entre decir interiormente si o no a alguna proposición: con él si algo se abre hacia fuera en nosotros; con él no, nos cerramos a cualquier emisión de potencial subjetivo.
Otro factor activar es determinar la calidad a irradiar. Ya hemos reflexionado que podemos emitir cualquiera de las tres cualidades del Yo superior que somos, el alma,: luz, amor o voluntad. Al principio lo mejor es emitir una u otra de las tres, y cuando no resulte fácil permanecer en esa calidad e identificarnos fácilmente con ella mientras la emitimos, añadir otra de las cualidades restantes.
Para ello necesitamos una firme determinación porque a dos por tres nos vamos a distraer. Éste es el objetivo central de toda meditación: identificarnos con el alma y desde ella expresar sus cualidades. El esfuerzo por elevar nuestra tasa vibracional verticalmente cuesta tanto que ordinariamente lo postergamos para otra ocasión. No importa, esa ocasión vendrá un día u otro; en una encarnación u otra vendrá. Entretanto, pasaremos el tiempo ocupados en las múltiples tareas con que se expresa nuestro yo ilusorio, la personalidad. Tenemos tantas cosas que hacer, que no nos queda tiempo para ser conscientes de nuestra verdadera identidad.
De las tres cualidades que podemos emitir, la más fácil de reconocer es la Inteligencia. El Maestro DK afirma que actualmente la humanidad tiene ya desarrollados los tres pétalos de Inteligencia del alma. Esto quiere decir que tenemos capacidad para vivir la experiencia de “la mente iluminada”. Pero, ¿qué experimento en mi conciencia mental cuando la tengo iluminada?
Para conseguir más fácilmente esta experiencia, el Maestro D.K. nos sugiere que primero limpiemos nuestra mente y la liberemos de formas mentales. Dice así: “Una vez que el estudiante aparta su conciencia y la lleva al plano mental, fijándola en algún punto dentro del cerebro, entona la Palabra Sagrada (el mantram Om) suavemente tres veces, imaginando que envía el aliento como una fuerza clarificadora y purificadora, barriendo en su avance las formas mentales que circulan dentro del ovoide mental (el cuerpo mental). Finalmente, ha de imaginar al cuerpo mental limpio y libre de formas mentales”. Cartas sobre meditación ocultista, página 70.
Si entonces la atención se fija en la propia conciencia mental personal, advertirá un estado de claridad y serenidad. Como conciencia estas entonces en la cabeza, en la zona del entrecejo, proyectando la atención sensible reconocedora por todo el ámbito de la sustancia mental propia.
Desde esta experiencia, enfoca ahora tu atención hacia tu zona superior a la cabeza, zona que simboliza tu presencia supermental. Entonces, con intención invocativa y sabiendo que invocación y evocación forman un todo, y por tanto es una ley que toda invocación haya de obtener respuesta, emite Om hacia tu plano del alma. Tras emitirlo, quédate en silencio receptivo en tu interior elevado: lo más probable es que percibas un estado de conciencia sutil, central, radiante, lleno de lucidez y por tanto luminoso.
En la próxima entrada vamos a dedicarnos a desplegar nuestra sensibilidad dentro de esta lucidez, encarando con ello lo que es la revelación de la Inteligencia. Nosotros somos extensión terminal de la Inteligencia creadora. Pero, ¿eso qué quiere decir?
Las anteriores entradas del blog las tienes en:
http://irradiacionintegral.blogspot.com.es/

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