miércoles, 29 de enero de 2014

ACTIVAR LA ARDIENTE ASPIRACIÓN, Y DEJAR LA MENTE A UN LADO.



ACTIVAR LA ARDIENTE ASPIRACIÓN, Y DEJAR LA MENTE A UN LADO.

La etapa más importante en la construcción del antakarana o canal de continuidad de conciencia es la que logra la fusión alma-personalidad de forma estable. Cuando se alcanza, se obtiene la segunda iniciación. Muchísimas personas actualmente, sépanlo o no, están en proceso de fusión con el alma. Como se afirma que durante la Era de Acuario hará su aparición en la Tierra el Quinto Reino, el reino de las almas, se nos está señalando que ésta etapa será firme y muy general durante este período que comenzamos. Viviremos en el supermental, como ahora vivimos con gran dominio de nuestra mente concreta.
La conciencia personal está situada en el chacra del entrecejo. Desde allí, y movidos por la ardiente aspiración por identificarnos con nuestra conciencia superior, orientamos nuestra atención persistente en la zona superior de la cabeza, allí donde está situado el chacra coronario, pues en él se asienta nuestra conciencia superior, súper-mental, el alma.
Al pertenecer esta conciencia del alma al nivel superior al de la mente concreta-que hasta ahora es el único que conocemos y utilizamos-, el uso de la mente no nos sirve para nada. La mente concreta es la creadora de ilusiones: nos presenta pensamientos sobre la Realidad, tal como ella entiende que pueda ser, diciéndonos que La conoce.
Pero = que no es lo mismo un pensamiento sobre tomar el sol, que tomar el sol, así de ilusorio es asumir que pensar sobre el alma es contactar con ella y conocerla. Pensar en el sol, ni ilumina y calienta. Por eso se afirma tajantemente que “la mente es la matadora de lo real”. De ahí que se afirme igualmente que la teología nos sirve para conocer a Dios, por la misma incapacidad que tiene para conocer lo más cercano, que es la propia alma.
Lo primero y más importante que podemos hacer para llegar al conocimiento-fusión con el alma es potenciar al máximo nuestra ardiente aspiración. La ardiente aspiración probablemente ha significado en nuestra vida algún tipo de crisis, pues comporta el cambio de activar deseos para satisfacer nuestros instintos, buscando el bienestar físico, por el anhelo por la conciencia misma y en su grado más elevado. El motor del cambio es la ardiente aspiración.
El mundo de la realidad espiritual está regido por una ley, la de invocación-evocación, por el “pedid, y se os dará” que nos enseñó Jesucristo. La fuerza del pedir esta en la ardiente aspiración. A ello se nos insta, cuando se nos dice: “ama a Dios con todo tu corazón, con todas tus fuerzas”.
El siguiente paso consiste en mantenerse en un total silencio receptivo, con la plena confianza de que al llamar, la puerta se abrirá.
Cuando viene la respuesta, nos fijamos en el segundo paso que estamos considerando: notar que esa respuesta produce una impresión, y usar la imaginación para alcanzar un reconocimiento de la calidad de la energía que responde.
Esto lo tocaremos en la próxima consideración

martes, 14 de enero de 2014

A LA CONCIENCIA SUPERIOR CON ARDIENTE ASPIRACIÓN



A  LA CONCIENCIA SUPERIOR CON ARDIENTE ASPIRACIÓN
Ahora vamos a considerar la primera etapa del antakarana designada con el nombre de intención. Es la orientación intencional hacia el alma o conciencia superior, supermental. El Maestro nos indica que debemos realizar esta orientación poniendo toda nuestra energía en ello. También afirma que debemos orientarnos hacia el punto más elevado de la conciencia propia mental. Éste punto más elevado es el alma, porque es nuestra expresión en el plano más elevado que existe para nuestra subjetividad.
Esto lo podemos resolver prácticamente de forma sencilla, apelando a todo el potencial de nuestra aspiración hacia lo superior. Se afirma que en nuestra evolución debe haber un momento en el que todo el potencial que empleamos en activar nuestros deseos para fines particulares y personales, normalmente orientadas a la satisfacción de nuestros instintos, deben transformarse en aspiración hacia lo interior y superior de la propia conciencia. En su grado más elevado la reconocemos como “ardiente aspiración”. El ejemplo de la resolución personal en que ponemos todo el empeño por el objetivo superior lo encontramos en el llamado “juramento de Buda”: “Podrán romperse todos mis huesos, las montañas podrán caer sobre mi cabeza, pero yo no me moleste aquí hasta alcanzar el Nirvana”. También Jesucristo nos hablaba de dejarlo todo por seguirle: “el que no abandona su padre y a su madre por seguirle, no es digno de Mí”.
De forma práctica podemos orientarnos utilizando la simbología del espacio, de modo que el ámbito propio arriba de la cabeza representa nuestro nivel supermental donde está el verdadero Yo, el alma.
Es importante este movimiento hacia arriba con todo nuestro potencial, porque su carácter invocativo produce, por ley, una respuesta de igual potencia del alma hacia nosotros.  En la cima de la cabeza tenemos el chakra o centro coronario, donde se sitúa el “loto de 12 pétalos” con que se expresan las tres cualidades del alma.
La respuesta del alma a nuestra invocación produce la fusión alma-personalidad. Para formalizar ese momento de invocación y respuesta, normalmente pronunciamos el mantram Om. Al terminar de pronunciarlo, nos quedamos en un estado de absoluta quietud mental, apreciando destacado un alto grado de lucidez sin ningún contenido mental. Esta viene a ser la manifestación de la respuesta y fusión alma-personalidad.

jueves, 9 de enero de 2014

PRIMERA ETAPA DEL ANTAKARANA ENTRE PERSONALIDAD-ALMA.



PRIMERA ETAPA DEL ANTAKARANA ENTRE PERSONALIDAD-ALMA.

Se nos ha enseñado que para conseguir la creciente irradiación precisamos la construcción del antakarana o puente que elimina la separación que experimentamos entre la conciencia personal y la conciencia anímica, la conciencia mental y la supermental.

El Maestro DK nos ha presentado una técnica muy precisa para la construcción del antakarana, que abarca seis etapas desde su inicio hasta su logro más elevado, cuando se alcanza la capacidad de vivir como Maestro de Sabiduría.
Las etapas que más afectan a la humanidad ordinaria son las tres primeras. Las tres siguientes son objeto de trabajo de quienes se acercan a la tercera y cuarta iniciación.

En la consideración de hoy os presento en la forma más sucinta y clara posible los pasos necesarios para el logro de la primera etapa. En aportaciones o posteriores podemos dedicarnos a una breve explicación, atreviéndonos a presentar un delineamiento práctico para su realización.

Las seis etapas en la construcción del antakarana.
Primera etapa es la Intención. Llamamos Intención al  enfoque de la energía en el plano mental, en el punto de máxima tensión posible.  reuniendo sus fuerzas en el punto más elevado de su conciencia mental, manteniéndolas allí en un estado de tensión absoluta. Queda expresado en las tres siguientes:  
"elevar la conciencia al centro de la cabeza",
"mantener la conciencia en el punto más elevado posible",
"esforzarse por mantener la mente firme en la luz"

Los pasos necesarios son:
a.              a. La correcta orientación, primero hacia el alma como energía constructora; y segundo, hacia la Tríada.
b. La  compresión mental de la tarea que debe realizarse.  empleando la mente de dos maneras: en respuesta a la impresión búdica o intuitiva, y activando la imaginación creadora.
c. Reunir energía o absorber fuerza, a fin de que las energías necesarias sean confinadas dentro de un “círculo no se pasa" mental, previo a la visualización y proyección.
d.  Pensar con claridad acerca del proceso y la intención, para percibir lo que se está realizando.
e.  Mantener constantemente la tensión sin ejercer indebida presión física sobre las células del cerebro.

Cuando se haya logrado, se producirá un punto focal de energía mental que anteriormente no existía; la mente se mantendrá firme en la luz y se establecerá el alineamiento de personalidad receptiva y atenta y alma orientada a la personalidad en un estado de constante percepción dirigida.  Cuando se construye el antakarana, la percepción debe acompañar a la intención.