martes, 14 de enero de 2014

A LA CONCIENCIA SUPERIOR CON ARDIENTE ASPIRACIÓN



A  LA CONCIENCIA SUPERIOR CON ARDIENTE ASPIRACIÓN
Ahora vamos a considerar la primera etapa del antakarana designada con el nombre de intención. Es la orientación intencional hacia el alma o conciencia superior, supermental. El Maestro nos indica que debemos realizar esta orientación poniendo toda nuestra energía en ello. También afirma que debemos orientarnos hacia el punto más elevado de la conciencia propia mental. Éste punto más elevado es el alma, porque es nuestra expresión en el plano más elevado que existe para nuestra subjetividad.
Esto lo podemos resolver prácticamente de forma sencilla, apelando a todo el potencial de nuestra aspiración hacia lo superior. Se afirma que en nuestra evolución debe haber un momento en el que todo el potencial que empleamos en activar nuestros deseos para fines particulares y personales, normalmente orientadas a la satisfacción de nuestros instintos, deben transformarse en aspiración hacia lo interior y superior de la propia conciencia. En su grado más elevado la reconocemos como “ardiente aspiración”. El ejemplo de la resolución personal en que ponemos todo el empeño por el objetivo superior lo encontramos en el llamado “juramento de Buda”: “Podrán romperse todos mis huesos, las montañas podrán caer sobre mi cabeza, pero yo no me moleste aquí hasta alcanzar el Nirvana”. También Jesucristo nos hablaba de dejarlo todo por seguirle: “el que no abandona su padre y a su madre por seguirle, no es digno de Mí”.
De forma práctica podemos orientarnos utilizando la simbología del espacio, de modo que el ámbito propio arriba de la cabeza representa nuestro nivel supermental donde está el verdadero Yo, el alma.
Es importante este movimiento hacia arriba con todo nuestro potencial, porque su carácter invocativo produce, por ley, una respuesta de igual potencia del alma hacia nosotros.  En la cima de la cabeza tenemos el chakra o centro coronario, donde se sitúa el “loto de 12 pétalos” con que se expresan las tres cualidades del alma.
La respuesta del alma a nuestra invocación produce la fusión alma-personalidad. Para formalizar ese momento de invocación y respuesta, normalmente pronunciamos el mantram Om. Al terminar de pronunciarlo, nos quedamos en un estado de absoluta quietud mental, apreciando destacado un alto grado de lucidez sin ningún contenido mental. Esta viene a ser la manifestación de la respuesta y fusión alma-personalidad.

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