Importancia
del alineamiento en la irradiación integral
Lo importante
y característico de la irradiación integral reside en que las energías
espirituales se expresen a través de los niveles más materiales, de modo que la
conciencia atrapada en ellos logre la luz y la libertad propios.
Esto se
consigue cuando la energía radiante del verdadero Yo se manifiesta por la
personalidad, a través de sus tres componentes: el cuerpo mental, el cuerpo
astral o emocional y el cuerpo vital o etérico.
La
primera dificultad con la que nos encontramos para conseguir esta irradiación
integral es la de que nuestra conciencia, al residir en estos tres cuerpos
sutiles, encuentra resistencias en secundar el criterio superior y abandonar el
seguido desde la primera encarnación.
Continúa
sintiendo la inclinación de secundar el mundo de los deseos, que comenzaron
siendo mera una expresión emocional de los instintos. Los instintos no son
malos por naturaleza; pero, debido a la inercia propia de todo lo material, su
potencial persiste por más que hayan cambiado las condiciones en que si que
tenían sentido.
A la
humanidad le ha costado mucho la integración personal. La inmensa mayoría la
posee, pero el lograrlo por imposición externa, suele ser origen de conflictos
psicológicos y mentales: represiones, coediciones, inhibiciones, neurosis,
etcétera, No consiguen que seamos felices ahora que, gracias a este integración
personal, disponemos de mayor poder
radiante.
La
integración personal es radiante y gozosa cuando se logra desde la dinámica de
la propia conciencia. El eje de nuestro
ser es la recta conciencia, expresión descendente de la conciencia
supermental. No es fácil la integración personal, pues su influjo al principio
es débil frente al poder de los instintos y deseos. Nuestra conciencia personal
parte de una situación de desconexión con la conciencia superior, el alma, y
esa es la causa principal de la debilidad de su poder respecto a su
instrumento, la personalidad.
Por otra
parte olvidamos o desconocemos que nuestra
atención o enfoque mental siempre es una fuente de poder, y por tanto
potencia lo que atiende. Por esto nosotros, al querer eliminar nuestras
tendencias erróneas, las fortalecemos con prestarles atención. Frente a este
método que tantas veces nos ha resultado frustrante, podemos utilizar otro: el
del alineamiento.
El alineamiento es la técnica de
supeditación de la sustancia de los cuerpos sutiles al poder de la verdad que
captamos y con la que nos identificamos desde nuestra conciencia supermental,
desde el alma.
La idea en
esta técnica es la de que, del mismo modo que nuestro cuerpo físico está
constituido de células y átomos, también los cuerpos sutiles, la sustancia de
nuestro cuerpo vital o etérico, nuestro cuerpo emocional o astral, y nuestro
cuerpo mental están constituidos por
unos elementos que tienen como instinto básico secundar la ley. En Oriente
y en el esoterismo son conocidos como “devas
lunares” (lunares porque, igual que la luna no tiene luz propia sino que es
recibida, así estas entidades elementales carecen de luz o vida propia -de lo
contrario los llamaríamos “devas solares”). Para ellos su ley es lo que se les impone con poder.
Por
tanto, cuando nuestra conciencia superior les trasmite el poder de su
intención, lleno de verdad, los devas lo acatan porque se convierte en su ley.
La forma
más elemental de conseguir esa supeditación, el alineamiento, es proyectando
desde el centro integrador que es el chakra o centro del entrecejo, un foco de
luz-intención mental, visualizando
que pasa por toda su sustancia e ilumina más por donde pasa, de modo que se produce como una transformación de
su naturaleza. Nuestra intención es la de que secunden el criterio de la
recta conciencia.
Cuanto más evidente es nuestra identificación con
la verdad y por más tiempo estamos
realizando esta iluminación de la sustancia de los cuerpos sutiles con el foco
mental, más fácil y duradero resultará percibir la conciencia integrada y
radiante desde el poder interior de la conciencia.
Al
realizar este alineamiento por la dinámica de la conciencia interior, la
experiencia que nos viene es de paz, bienestar, gozo interior, confianza y
apertura a los demás desde la autenticidad.
Esta integración desde lo superior es la base de nuestra salud física.
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