jueves, 17 de abril de 2014

LA TERCERA ETAPA EN LA CONSTRUCCIÓN DEL PUENTE ES LA “PROYECCIÓN”.



 La tercera etapa en la construcción del puente o antakarana que conduce desde la conciencia personal hasta la Realidad, la designa el Maestro DK como el proceso de “proyección”.

Aunque, al presentar el aspecto técnico puede dar la impresión de que uno fácilmente podría llegar a conseguir este elevadísimo estado de identidad con lo divino, en realidad se trata de un proceso viviente que se realiza diariamente, y depende de en qué medida expresamos los aspectos divinos en el plano físico.

Cuando técnicamente se domina el proceso, obteniendo una buena visualización, construyendo la forma deseada y organizando la sustancia a emplear, mucha gente es incapaz de continuar y la razón de ello es que todavía no se ha desarrollado suficientemente la voluntad.

Cuando el discípulo ha obtenido el fruto de la experiencia, el conocimiento, y aprende a transmutarlo en sabiduría;
cuando su objetivo es vivir verdadera y realmente, y
cuando la voluntad al bien es la meta que corona su vida diaria,
entonces puede empezar a evocar la Voluntad. 

El desarrollo de esta voluntad se traduce en acercar la vida de la personalidad a las demandas del alma y el empleo del intelecto en bien de la humanidad; ahora el amor comienza a controlar; y se comprende el significado del "sacrificio divino", el cual viene a entenderse como la expresión espontánea de la intención individual.  Sacrificio es entonces la realización de un estado de bienaventuranza y éxtasis, porque es la comprensión y el reconocimiento de la voluntad al bien, que hizo posible e inevitable la creación, verdadera causa de la manifestación. 

Esto lo hace
cuando los pétalos de sacrificio del loto egoico asumen el control de su vida,
cuando su conocimiento es trasmutado en sabiduría,
cuando se acrecienta su amor para el todo y suma a ello el "poder del renunciamiento". 

Con esta voluntad activa produciendo tales cambios, se establece la vibración en los niveles inferiores de la manifestación divina, y es tan fuerte que obtiene respuesta de lo superior. 

Con el conjuntado triple impulso personalidad-alma-Palabra, la sustancia organizada se impele hacia arriba, proyectando un hilo hacia la Realidad espiritual. La vibración es tan fuerte, que obtiene respuesta de lo superior, respuesta que actúa como percepción intuitiva de lo que se expresa con la Palabra de Poder, que al conocerla y emplearla correctamente construye rápidamente el puente. 

Para esta etapa es preciso desarrollar una combinación de voluntad, visualización acrecentada y continua, y el empleo de la Palabra de Poder. Técnicamente e intuitivamente se ha de llegar a reconocer cual es la calidad específica de la energía de la propia alma (una de entre las siete que la pueden cualificar). Es entonces cuando se obtiene el poder de la Palabra al pronunciarla. Entonces sucede el reconocimiento propio de la Tercera Iniciación.

El Maestro nos ofrece cuáles son estas siete Palabras, de modo que pronunciando la apropiada a la energía de la propia alma, con esa aportación suplementaria, se alcanza la experiencia de la Tríada espiritual.
Las siete palabras de poder, aplicadas a cada uno de los siete Rayos son las siguientes:
1er rayo: "YO AFIRMO LA REALIDAD”.
2º rayo: “VEO LA MÁXIMA LUZ”.
3er rayo: “YO SOY EL PROPÓSlTO MISMO".
4º rayo: “DOS  SE FUSIONAN EN UNO".
5º rayo: "TRES MENTES SE UNEN”,
6º rayo: “LO SUPERIOR CONTROLA".
7º rayo: “LO SUPERIOR Y LO INFERIOR SE  UNEN".

No hay comentarios:

Publicar un comentario