Hemos considerado el mecanismo de visión que llamamos “tercer ojo” como una función que
aparece a nuestra disposición cuando alcanzamos un grado notable de irradiación.
El Maestro D.K. no señala que se debe a la zona conjunta, especialmente
magnética, que se produce por la irradiación del centro de energía de la cima
de la cabeza y el del entrecejo. Es la traducción de mantenerse en “la luz del alma”, la cual se alimenta de la
percepción intuitiva espiritual de que todo es expresión de la Luz divina que
quiere manifestarse, y captamos que todo está lleno de esa Presencia
espiritual.
También consideramos el otro día que para alcanzar estos
altos niveles precisamos de la meditación
sistemática diaria, y mejor si llegamos al hábito meditativo. Cuando esto
se logra estamos en la “polarización
mental”, y por tanto cerca de la Segunda Iniciación.
La pregunta que nos viene alguna vez estando en meditación
es: si ahora evidenciamos que somos una extensión de lo divino, ¿por qué nos cuesta tanto darnos cuenta
de ello en la vida diaria y vivir consecuentemente? La respuesta es: porque nos
afirmamos en lo que no somos, y porque
vivimos en una atmósfera de niebla, que nos impide ver la luz de la verdad,
es decir, percibimos la realidad a través de nuestros espejismos; y porque
vivimos en la ilusión del yo-idea.
La ilusión es una
cualidad mental que caracteriza a las personas que son más intelectuales que
emotivas, pero por poner como centro de referencia su yo idea, tienen una incorrecta
comprensión de las ideas y de las formas mentales.
Espejismo es la
tendencia constante emocional que afecta al individuo, al grupo o a la
humanidad tan íntimamente, que parece parte de nuestra naturaleza. Es
siempre reacción egoísta, a veces difícil de reconocer y, más difícil aún, de
eliminar. Opera en nosotros como bruma
y por tanto afecta a nuestra irradiación. Es
un condicionante poderoso que dificulta nuestro progreso interior hacia los
niveles de conciencia superiores. El espejismo se elimina con el realismo que
aporta nuestra mente cuando esta iluminada por la luz del alma, la luz de
nuestra conciencia superior.
Un buen trabajo para
eliminar los espejismos se puede conseguir con la “Meditación para
elevar la energía del plexo solar al cardiaco”, que os ofrezco en el blog: http://irradiacionintegral.blogspot.com.es/
Con ella podremos advertir que la luz del alma potencia el conocimiento del corazón para valorar
lo que realmente es verdadero, y eliminar las falsas valoraciones que damos a
muchas cosas por las cuales nos desvivimos. El Maestro D.K. señala que, cuando el
espejismo todavía no es muy condicionador, basta la reflexión mental objetiva,
iluminada, para reconocer que las tendencias y valoraciones que nos puedan
surgir ante acontecimientos o cosas, las reconsideremos ajustandolas a la
verdad. De otro modo sugiere que trabajemos con una fórmula específica para disipar los propios espejismos. Esta
fórmula la podéis encontrar en el libro de Alice A. Bailey que se titula “Espejismos” y que os podéis bajar
gratuitamente por Internet.
Respecto a la
eliminación de la ilusión, afirma que se
consigue cuando alcanzamos nuestra identidad con la Realidad espiritual, lo
cual ocurre cuando la conciencia asciende a la Tríada espiritual. Podemos
alcanzar en momentos puntuales de meditación percepciones de reconocimiento intuitivo
de que somos la Realidad espiritual misma. Cuando esto ocurre, automáticamente el yo idea deja de
funcionar. Al salir de la meditación, volvemos a nuestro estado crónico de
distracción, a nuestro yo idea, pero si esta experiencia de meditación ha sido
potente y ha dejado huella en nuestra conciencia cerebral, es posible volver
una y otra vez al reconocimiento de que somos el Yo superior, el cual se
percibe expresión pura de la Realidad divina. La percepción intuitiva en un
alto momento de meditación, no digo que signifique haber dado un golpe de
gracia al yo idea, pero si que (utilizando nuestro lenguaje coloquial) lo hemos
dejado “tocado”.
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