jueves, 25 de septiembre de 2014

EL GRUPO SIMIENTE, CURADOR POR IRRADIACIÓN.




De los diez grupos simientes el tercero se denomina “curadores esotéricos”.
El Maestro D.K. presenta dos afirmaciones que pueden sorprendernos: el cuerpo físico es perfecto. Por tanto la enfermedad es un resultado del mal funcionamiento de las energías que le llegan, sea por obstáculos habidos en el cuerpo mental o en el de las emociones. Con sólo las energías sutiles que utiliza el curador se puede recuperar la salud y regenerar los órganos enfermos.

El libro “La curación esotérica” escrito telepáticamente por Alice A. Bailéy, nos presenta las diez leyes de curación, y las seis reglas que debe secundar el curador esotérico. Este libro os lo podéis bajar gratuitamente por Internet. Lo propio de los manuales del Maestro DK consiste en que habla por insinuaciones y analogías, fácilmente reconocibles por las personas esotéricamente cultivadas, y en que requieren la elevación suficiente para movilizar elevada energía para curar. Esta energía la encontramos disponible en los planos del alma y superiores. Un mero conocimiento mental-memorístico no es suficiente, y lo ás probable es que, quien se acerque con sólo esta capacidad, desista de leer hasta el final.

Las ideas centrales que expresan estas leyes de curación son las siguientes:
1. La enfermedad viene porque no fluye bien la energía del alma.
2. Toda enfermedad es consecuencia de nuestras acciones. Toda enfermedad es kármica.
3. Tiene que ver con el foco inadecuado y persistente de nuestro atento interés.
4. Ocurre porque no nos enfocamos bien respecto a lo bueno, lo bello y lo verdadero.
5. Es debida a la lucha entre las energías y las fuerzas, o las fuerzas entre sí.
6. Sucede por la calidad involutiva de la sustancia con que nos movemos en la vida.
7. No hay enfermedad si fluye bien la energía de chakra a glándula correspondiente.
8. La muerte no es solución negativa para la conciencia personal.
9. Hay salud cuando se practica la inofensividad positiva.
10. La muerte es triunfal, al conseguir la máxima pureza en los cuerpos sutiles.

Una idea natural que nos suele extrañar es la de que el cuerpo físico no necesitará fármacos para su recuperación. Se entiende más fácil, si consideramos que la energía que promueve la encarnación física, tiene igual poder para rehabilitar los órganos enfermos. De ahí una de las condiciones básicas para la curación esotérica: el paciente debe descubrir cuál es el problema que le ha producido la enfermedad, debe iniciar una reorientación en sus actitudes y practicarla consistentemente. Con esta reorientación el paciente se asegura de nuevo el correcto fluir de la energía del alma, que es caudal de conciencia correcta, con que se recobrará la salud.

La función del curador consiste en conectar con su alma y el alma grupal que componen quienes con él se han comprometido a este trabajo, para conseguir intuición y energía con que realizar la curación.

El cometido del curador (que sigue un ritual para asegurarse los contactos y la energía, en función del problema psíquico o mental que le muestra el paciente), consiste en determinar la relación del órgano enfermo con la glándula del foco de energías que activa la zona determinada del cuerpo físico donde está el órgano.

Según el nivel evolutivo del paciente utiliza un método u otro de curación, decidiendo si su tarea ha de ser la de enviar energías porque hay déficit, o de absorberlas, porque haya en exceso, quizá porque el egoísmo del enfermo ha podido impedir que fluya correctamente su energía a los demás.  

La energía lo es cuando fluye: todo es energía y nosotros somos un conjunto complejo de energías. Fluye la energía a través de nosotros, cuando amamos a los demás. Por eso se afirma que el amor es el medio y método básico de curación. Como hay siete clases de energía (los llamados siete rayos), el curador ha de descubrir cuál sea el tipo de energía que ha afectado el paciente por su problema. Esa energía será la que haya de movilizar el curador. Pero actualmente este trabajo se especialmente sensible y complejo, y el Maestro sugiere que actualmente el curador cure sólo con la energía de amor.

Predice el Maestro que este tipo de curación se generalizará dentro de unos pocos siglos en toda la humanidad, cuando alcancemos a percibir el cuerpo etérico y la correspondencia entre flujo de energías y su efecto positivo o negativo en el cuerpo físico. A su vez se percibirá claramente en que los fluidos etéricos están condicionados por nuestro pensar y sentir. Se estudiará la curación esotérica las universidades y, como la Humanidad irá aumentando su pureza de vida, la medicina tenderá a ser preventiva en mayor medida cada vez.

Igual que ahora se realizan terapias de grupo, la curación se producirá en general de forma grupal: grupos de curadores a grupos de pacientes, quizás en función de las mismas sintomatología y problemática psico-mental personal que padezcan.

La muerte no será consecuencia de enfermedades que ya no se pueden soportar, sino el final de un ciclo, cual es una encarnación, entendiendo la encarnación actual como eslabón entre la serie pasada y la serie siguiente de encarnaciones que un verdadero yo utiliza para revelar lo divino, y se utilizar la triple materia (mental, astral y etérica) en que estamos inmersos.  Al haber entonces comunicación telepática, continuaremos en contacto con quienes han dejado el cuerpo físico. Por tanto la muerte habrá terminado para siempre de ser un punto final, un punto fatal.

Un repaso del cometido de los grupos simiente considerados anteriormente, lo podéis encontrar acudiendo al blog:
www: irradiacionintegral.blogspot.com.es/





                                                                                                                      

No hay comentarios:

Publicar un comentario