miércoles, 15 de abril de 2015

LOS PODERES SÍQUICOS SUPERIORES

LOS PODERES SÍQUICOS SUPERIORES Se les califica de superiores porque se obtienen al alcanzar la conciencia supermental, cuando se vive como alma. Esto quiere decir que el chacra coronario está abierto, y que el flujo constante y radiante de sus energías está afectando a la glándula pineal, que con su desarrollo permite que aparezca en la conciencia cerebral la percepción de la realidad anímica y espiritual. Son capacidades inherentes al alma. Las debemos desarrollar sí queremos desempañar nuestra parte en la necesidad del mundo. Son las siguientes:

1 Respuesta intuitiva a las ideas. Responder a las ideas es algo más que percibirlas. Hay respuesta cuando traducimos las ideas a pensamientos iluminados, pero hay mejor respuesta cuando nuestra propia conciencia anímico-personal es quiere adecuarse a la visión y valores que las ideas ofrecen. Toda la personalidad debe ser buena respuesta; no debe haber resistencia personal a ser reflejo fiel de la verdad que la idea presenta.

2 Sensibilidad a la impresión de algún Maestro que trata de plasmarla en la mente de un discípulo. Debemos distinguir entre la impresión que produce en nuestra conciencia superior el Maestro, de la de una idea. La impresión del Maestro es mucho más elevada; es monádica o logoica. Indica que debes sentirte especialmente concernido por la energía que te envía. Es una encomienda particular atinada a la necesidad a satisfacer, por tanto la debe reconocer y secundar.

3 Rápida respuesta a la verdadera necesidad captada por el conocimiento del corazón. El corazón está especialmente sensible a las necesidades de la conciencia. En el mundo estamos, no para hacer cosas, sino para relacionarlos con ellas para la evolución de la conciencia. El ámbito de la necesidad lo señala la conciencia, no las cosas. El corazón está sensible a la zona profunda de la conciencia de los demás, y capta cual es la necesidad que tal conciencia tiene. Esto señala: capacidad para percibir la necesidad, decisión de responder, y de responder rápidamente.

4 Observación correcta de la realidad en el plano del alma, que lleva a la correcta percepción mental, liberarse de la ilusión y espejismos, y a la iluminación cerebral. Hasta ahora para la humanidad era real lo que se percibía por medio de los cinco sentidos y captamos la mente concreta, pero ahora vemos por medio de la meditació que nos permite elevarnos a los planos superiores, que el mundo real es el de las energías y sus calidades, y el ámbito que se percibe es el ámbito supermental, el plano del alma. Las corrientes de energía cuando inciden en la materia crean formas concretas que nosotros aislamos y tomamos como cosas. Esta es la ilusión: detrás de la apariencia sólo existe la energía que la sostiene; si eliminamos dicha energía la apariencia desaparece. Y el espejismo consiste en reaccionar emocionalmente a la apariencia que tomamos como realidad consistente. Esta percepción de lo real nos viene por la iluminación de la conciencia cerebral.

 5 Manejo correcto de las fuerzas, comprendiendo sus tipos y cualidades, su correcto y creador entrelazamiento con el servicio externo. El Maestro DK ha sido el primero en enseñarnos las siete diferentes energías que propician, con sus juegos de interacciones, mezclas y fusiones, la aparición de todos los seres en el planeta, y particularmente la riqueza de nuestros contenidos humanos psíquicos y mentales.

Para acoger y sentir cada una de ellas (llamadas Rayos en terminología esotérica) poseemos los siete chakras.
La energía del 1er Rayo es la de la voluntad. Su chacra es el coronario.
La energía de 2º rayo es la de amor. Su chacra es el del corazón.
La del 3er rayo es la de la inteligencia. Su chacra es el de la garganta.
La del 4º, la de “armonía a través del conflicto”. Su chacra es el del entrecejo.
La 5ª, es la de la ciencia concreta. Su chacra es el del sacro.
La 6ª es la de la devoción a un ideal. Su chacra es el del plexo solar
La 7ª es la de la ritualización o ceremonial. Su chacra es el de la base de la columna.

Aparte está la especial capacidad que cada individuo tiene por manejarse según unos u otros rayos, lo que constituye la llamada “fórmula de rayos”. Cada uno de nuestros cuerpos puede acoger con mayor poder y sensibilidad alguno de ellos. Por ejemplo lo más frecuente es que el cuerpo mental esté calificado por el rayo 1º, 3º, 4º, 5º o 7º. El cuerpo astral suele caracterizarse por los rayos pares. El cuerpo etérico generalmente está afectado por los rayos 3º y 7º. Además la conciencia personal puede estar calificada por cualquiera de los 7 rayos. Igual el alma, también está caracterizada por ún rayo. También debemos tener en cuenta los rayos que caracterizaron la fórmula de la encarnación anterior, fusionan en esta como subrayos; quiere decir, que la personalidad se maneja con mayor facilidad con las capacitaciones de los rayos que trabajó anteriormente. Esta es la base de la actual psicología esotérica. Hasta ahora la psicología ha vivido de espaldas a los dos factores más importantes que nos califican ignorándolos totalmente: la conciencia del alma y la de los rayos básicos constitutivos.
Aquí se afirma que el discípulo debe tener sensibilidad suficiente para reconocer las calidades que afectan a cualquier interlocutor para comprenderlo mejor y ayudarle.

6 Comprensión real del factor tiempo con su flujo y reflujo cíclico, que se logra mediante la paciente espera y sin apresurarse. Este tiempo nos el tiempo astronómico; sino el tiempo vertical. Significa tener sabiduría para determinar el momento en que una energía debe ser aplicada. A veces la eficacia deriva de la paciente espera. Por ejemplo, Cristo está ya con nosotros en cuerpo físico desde el año 1977 con la intención de darse a conocer a todo lo humanidad. Sin embargo el tiempo oportuno de que todavía no ha llegado, y está en paciente espera a que la humanidad termine sus interminables dilaciones.

7 La polarización mental expresada por la vida de meditación y el control del cuerpo astral, viviendo internamente cada vez más en el plano mental. Es vivir una actitud meditativa constante todo el día, con una orientación continua hacia la vida y su manejo desde el alma.

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