El primer indicio es "la luz resplandece" que caracteriza a
una persona en determinada vida. Ello atrae la atención del Maestro.
Cuatro
etapas
constituyen el preludio del interés
del Maestro, y cuando están presentes sucede lo siguiente:
1.
El individuo manifiesta una intensa aspiración por lograr la
conciencia superior, lo cual le permite establecer repentinamente contacto con el alma. Este contacto de la conciencia
personal con la conciencia superior intensifica momentáneamente la luz en la
cabeza. La intensificación es momentánea porque suele suceder sólo durante el
momento en que, ordinariamente en meditación, se enfoca a contactar identificarse
con el Yo superior. Sólo suele ser captada por quienes tienen percepción astral.
2.
Aumenta grandemente el karma de la vida del hombre y se hace cargo de una parte del karma de su grupo. Produce un verdadero vórtice de fuerza en el aura del
grupo, que atrae la atención jerárquica.
Karma suele
entenderse como los efectos negativos que hay que soportar debido a acciones incorrectas,
realizadas sea en esta vida o en anteriores. A veces, en previsión de una vida
en que el discípulo va a entregarse totalmente al servicio a los demás, el alma
adelanta a alguna vida previa parte del karma acumulado de vidas anteriores y
que correspondería asumir en vidas sucesivas. Soportar parte del karma del
grupo estaría acorde con la percepción de que la separatividad es ilusión y lo
real es aceptarnos como Unidad.
3.
Cuando se ha logrado integrar en cierta
medida la personalidad, el alma se
dirige a su sombra. La persona
integrada es aquella que tiene el poder de controlar sus pensamientos,
sentimientos-emociones-deseos, más los impulsos instintivos-vitales propios del
cuerpo etérico-físico. Entonces manifiesta poder; nosotros decimos que tiene
personalidad. Es entonces cuando el alma toma interés por su “sombra”. Podemos
entender la palabra sombra como que es una copia de sí, pero sin luz, lo cual
nos remite a que somos extensión de la misma conciencia del alma, sólo que con
tendencias involutivas.
Esto afecta
definidamente al grupo egoico, el grupo de almas que tiene un propósito definido común, a llevar a cabo cuando sus
instrumentos, las personalidades, se presten a cumplirlo. Entonces el Maestro
se da cuenta de que es "un alma que mira hacia abajo”. Esta afirmación es característica de la etapa
diferente del alma, la cual siempre está en profunda meditación, es decir,
enfocando su atención hacia su realidad original, la Realidad espiritual de la
cual es expresión.
Al mirar hacia
abajo el alma, su energía desciende y la fuerza de la personalidad asciende.
Ahí pues descensos y ascensos conscientes más o menos frecuentes. Los
lleva a cabo el alma bajo el impulso de la Jerarquía, que se ha comprometido a
servir el Propósito planetario. Decimos
en la gran invocación: “Que el Propósito guíe a las pequeñas voluntades de los
hombres; el Propósito que los Maestros conocen y sirven”.
4.
Así se va construyendo gradualmente el antakarana. Aparece en el grupo egoico
"la vinculadora luz" o "el puente de radiación". Podemos
entender que se va construyendo el antakarana, porque antakarana significa puente y, conforme progresamos en la ascensión
de la conciencia por nuestra creciente aspiración a lo superior, y desciende el
fluir de las energías en servicio a los demás, vamos creciendo en la percepción
del reino espiritual, del Quinto reino.
La etapa, afirma
el Maestro DK, es de misticismo puro
y de propósito espiritual egoísta. El motor de esta experiencia es la aspiración
hacia lo superior por encima de todo; por eso habla de que es etapa de
misticismo puro. Pero el propósito espiritual que tiene de servir a los demás
tiene como principal incentivo conseguir el propio progreso; por eso afirma que
es un propósito espiritual egoísta.
La primera etapa de entrenamiento de este
aspirante, consiste en relacionarlo con
un discípulo más avanzado, que está más cerca del aspirante, aunque más
lejos de la perfección. Esta etapa está distribuida en varias vidas. Lo característico, por tanto, de está primera etapa
es que, curiosamente, tiene encuentros
casuales con personas cuyo contacto significa bastante en su vida, al punto
de impulsarlo a una nueva dirección y mayor compromiso.
Mientras esto
ocurre en el plano de la manifestación, por medio de contactos con personas en
encarnación, en los niveles sutiles aparece una forma de demostrar el Maestro
el interés por esta persona que puede ser un discípulo en ciernes: indica a un discípulo
que está en su Ashrama que se fije y siga las características de su desarrollo
interior (conocer sus cualidades básicas o rayos, que dimensione su potencial
radiante, apreciar cuan abiertos y activos están sus chakras, etcétera). El
discípulo que supervisa esta etapa informa al Maestro en raros y distanciados
intervalos (como cada seis meses).
Cuando el
aspirante llega al punto en que "puede entrar en la luz del Ángel",
el Maestro comienza a hacerse cargo de
su entrenamiento, en la etapa del Discipulado
Aceptado. Esta etapa la comentaremos el próximo día.
Casi todo el
contenido de esta entrada ha consistido en la presentación de textos del
Maestro DK, con breves glosarios.
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