viernes, 20 de marzo de 2015

LAS SEIS ETAPAS DEL DISCIPULADO. ETAPA I. EL PERIODO DEL DISCIPULADO PRIMARIO



El primer indicio es "la luz resplandece" que caracteriza a una persona en determinada vida. Ello atrae la atención del Maestro.

Cuatro etapas constituyen el preludio del interés del Maestro, y cuando están presentes sucede lo siguiente:

1.     El individuo manifiesta una intensa aspiración por lograr la conciencia superior, lo cual le permite establecer repentinamente contacto con el alma. Este contacto de la conciencia personal con la conciencia superior intensifica momentáneamente la luz en la cabeza. La intensificación es momentánea porque suele suceder sólo durante el momento en que, ordinariamente en meditación, se enfoca a contactar identificarse con el Yo superior. Sólo suele ser captada por quienes tienen percepción astral.

2.     Aumenta grandemente el karma de la vida del hombre y se hace cargo de una parte del karma de su grupo. Produce un verdadero vórtice de fuerza en el aura del grupo, que atrae la atención jerárquica.

Karma suele entenderse como los efectos negativos que hay que soportar debido a acciones incorrectas, realizadas sea en esta vida o en anteriores. A veces, en previsión de una vida en que el discípulo va a entregarse totalmente al servicio a los demás, el alma adelanta a alguna vida previa parte del karma acumulado de vidas anteriores y que correspondería asumir en vidas sucesivas. Soportar parte del karma del grupo estaría acorde con la percepción de que la separatividad es ilusión y lo real es aceptarnos como Unidad.

3.     Cuando se ha logrado integrar en cierta medida la personalidad, el alma se dirige a su sombra. La persona integrada es aquella que tiene el poder de controlar sus pensamientos, sentimientos-emociones-deseos, más los impulsos instintivos-vitales propios del cuerpo etérico-físico. Entonces manifiesta poder; nosotros decimos que tiene personalidad. Es entonces cuando el alma toma interés por su “sombra”. Podemos entender la palabra sombra como que es una copia de sí, pero sin luz, lo cual nos remite a que somos extensión de la misma conciencia del alma, sólo que con tendencias involutivas.

Esto afecta definidamente al grupo egoico, el grupo de almas que tiene un propósito definido común, a llevar a cabo cuando sus instrumentos, las personalidades, se presten a cumplirlo. Entonces el Maestro se da cuenta de que es "un alma que mira hacia abajo”.  Esta afirmación es característica de la etapa diferente del alma, la cual siempre está en profunda meditación, es decir, enfocando su atención hacia su realidad original, la Realidad espiritual de la cual es expresión.

Al mirar hacia abajo el alma, su energía desciende y la fuerza de la personalidad asciende. Ahí pues descensos y ascensos conscientes más o menos frecuentes. Los lleva a cabo el alma bajo el impulso de la Jerarquía, que se ha comprometido a servir el Propósito planetario.  Decimos en la gran invocación: “Que el Propósito guíe a las pequeñas voluntades de los hombres; el Propósito que los Maestros conocen y sirven”.

4.     Así se va construyendo gradualmente el antakarana. Aparece en el grupo egoico "la vinculadora luz" o "el puente de radiación". Podemos entender que se va construyendo el antakarana, porque antakarana significa puente y, conforme progresamos en la ascensión de la conciencia por nuestra creciente aspiración a lo superior, y desciende el fluir de las energías en servicio a los demás, vamos creciendo en la percepción del reino espiritual, del Quinto reino.

La etapa, afirma el Maestro DK, es de misticismo puro y de propósito espiritual egoísta.  El motor de esta experiencia es la aspiración hacia lo superior por encima de todo; por eso habla de que es etapa de misticismo puro. Pero el propósito espiritual que tiene de servir a los demás tiene como principal incentivo conseguir el propio progreso; por eso afirma que es un propósito espiritual egoísta.

La primera etapa de entrenamiento de este aspirante, consiste en relacionarlo con un discípulo más avanzado, que está más cerca del aspirante, aunque más lejos de la perfección. Esta etapa está distribuida en varias vidas. Lo característico, por tanto, de está primera etapa es que, curiosamente, tiene encuentros casuales con personas cuyo contacto significa bastante en su vida, al punto de impulsarlo a una nueva dirección y mayor compromiso.

Mientras esto ocurre en el plano de la manifestación, por medio de contactos con personas en encarnación, en los niveles sutiles aparece una forma de demostrar el Maestro el interés por esta persona que puede ser un discípulo en ciernes: indica a un discípulo que está en su Ashrama que se fije y siga las características de su desarrollo interior (conocer sus cualidades básicas o rayos, que dimensione su potencial radiante, apreciar cuan abiertos y activos están sus chakras, etcétera). El discípulo que supervisa esta etapa informa al Maestro en raros y distanciados intervalos (como cada seis meses).

Cuando el aspirante llega al punto en que "puede entrar en la luz del Ángel", el Maestro comienza a hacerse cargo de su entrenamiento, en la etapa del Discipulado Aceptado. Esta etapa la comentaremos el próximo día.

Casi todo el contenido de esta entrada ha consistido en la presentación de textos del Maestro DK, con breves glosarios.



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