Cuando consideramos los siete
errores en que podemos caer a la hora de percibir, vivir y transmitir la verdad
de la Realidad, nos entra perplejidad ante la firmeza con que las diversas
religiones han trasmitido lo que han considerado “verdad revelada”, siendo así
que los transmisores no han destacado por su elevación espiritual.
Los errores son propios y naturales
del ser humano, debido a su todavía deficiente grado evolutivo. La verdad que
quiere revelarse primero desciende desde los planos intuitivos a los de la
mente superior, de modo que emerge en la conciencia del hombre primero como una
idea nebulosa y tenue, convirtiéndose en un ideal por la atracción de su
potente irradiación. Un ideal es sólo una idea corporificada y es el primer
paso para la materialización. De ello deriva la construcción de
pensamientos o formas mentales creadas por la mente concreta.
Primer error. La reducción de la verdad a pensamientos es la principal
causa de la distorsión o error en la percepción de la revelación. Es el
error básico; es el error de percepción. Evitar este error es lo que invocamos
en esa frase mántrica que afirma: “muéstranos
el sol espiritual oculto detrás de un disco de luz dorada”; el sol es la
verdad y el disco de luz dorada es la mente concreta. Ver a través de este disco produce el primer error, el error de
percepción. La mejor garantía para captar sin distorsión la revelación de
la Realidad reside en elevar la conciencia hasta los niveles propios Suyos. Los
Maestros siempre han huido de transmitir la verdad a través de formas mentales
concretas, de pensamientos que podamos tomar como ciertos; nos hablan a través
de metáforas, imágenes simbólicas y analogías, para que entendamos que hemos de
pasar a la comprensión, elevando la atención a un plano superior.
El segundo error
consiste en la incorrecta interpretación
de la revelación recibida y ello es debido a que se sobrestima
excesivamente el poder de la mente ordinaria para conocer la verdad. En vez de
usar el conocimiento de la mente concreta, nos hemos de dedicar a percibirla por
el conocimiento intuitivo; para eso es necesario desarrollar suficientemente la
glándula pineal. Pero no se
desarrolla si uno no esta abierto a lo superior, gracias a la práctica ordinaria, consistente e
intensidad de la meditación, que nos lleva a la fusión con el alma, la
conciencia supermental. La práctica de la meditación
grupal de trasmisión la considero como el instrumento excelente para
progresar en el conocimiento intuitivo. De hecho se la considera la meditación
de la Nueva Era: en la Nueva Era el ser humano vivirá en la conciencia
supermental.
El tercer error consiste
en la incorrecta apropiación de la
idea captada. El Maestro D.K. afirma que la causa de ello está en la
sobreestimación de la personalidad. La idea no es de quien la percibe, sino que
simplemente ES. Hemos de descentralizar la personalidad y centrarnos en que
somos el alma, y aceptar que la idea lo es para la humanidad y su beneficio. No
hay copyright para conocimiento verdadero.
En cuarto error consiste
en la errónea orientación de las ideas.
Ocurre porque quien recibe la revelación de la idea, en realidad quizás sólo ha
percibido una fracción de la misma y la interpreta como correspondiendo a un
campo de actividades que a lo mejor no tiene ninguna relación con la idea
total. Este error sucede porque la mente es pequeña y no incluyente. Por lo
tanto hemos de entrenar nuestra mente para una visión de más alcance. Se nos
pide que nos abramos a una visión incluyente de la evolución de toda la
humanidad, identificarnos con el Plan evolutivo que los Maestros nos ofrecen y con
el que podremos trabajar a través de los diez
grupos simiente.
El quintó error está
en la incorrecta integración de la
idea. El que la ha recibido quiere trabajar con ella. La excesiva actividad de su mente es probablemente responsable de haber
la captado. pero, como afirma el Maestro: “Las ideas percibidas, con las
cuales se hace contacto, no son necesariamente ideas con las que deba trabajar
todo discípulo”. La causa, pues, esta en la captación
egoísta por parte del yo inferior.
El sexto error es considerado como la errónea corporificación de la idea. Por ejemplo la presentación del
amor omnincluyente del Maestro Jesucristo como Rey del Quinto Reino, en el que
el poder de la Voluntad espiritual ha de ser resaltado, ha podido
corporificarse en la forma mental de un Corazón de Jesús dulzón, objeto de
devoción autocomplacencia. Por ejemplo:
“Corazón Santo, tú reinarás. Tú nuestro encanto siempre serás...”
El séptimo error consiste en la errónea
aplicación de la idea. Este error es consecuencia de los errores
anteriores. Llevar a la práctica la consecuencia de los errores de percepción
de la idea nos reafirma en la conciencia personal, lo cual significa mantenernos
en la tendencia a cometer sucesivos errores.
Así que la verdadera irradiación
esta en identificarnos con la verdad de la Realidad. En la Nueva Era esta
identificación se realiza desde el alma grupal para trabajar grupalmente.
El tema de los errores está
expuesto por el Maestro D.K. en el libro ESPEJISMO, en la pág. 56.
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