El alcance
planetario de la irradiación del alma se aprecia cuando la conciencia se enfoca
a la realización del alineamiento superior. El alineamiento inferior consiste
en lograr la subordinación de los cuerpos sutiles. Por medio de la meditación
conseguimos que, mientras dura, nuestras emociones y pensamientos queden en
silencio o acepten ser instrumentos de expresión de la conciencia superior.
Lograrlo entonces no cuesta esfuerzo, resulta agradable, produce un estado de
integración y plenitud en nuestro propio centro. Queremos conseguir que este
alineamiento perdure.
La integración
personal ha sido fruto de una larguísima cadena de encarnaciones. Esto ha
producido que siempre nos sintamos ser el
centro. Pero cuando trabajamos por el alineamiento
superior, las cosas se ven de otro modo: el verdadero Yo tiene una visión
mucho más elevada y amplia: se siente
ser célula de un Todo mayor.
Las experiencias
que se obtienen desde el supermental y el supramental se comprenden mejor si se
usan las analogías como medio de
conocimiento de las vivencias de el Todo mayor. Así se afirma que el verdadero
yo, el alma humana, es una con todas las
almas humanas y esta expansión permite la actividad de una función planetaria propia del chacra de la garganta, el chacra de la creatividad. A su vez la función de la Jerarquía es la de chacra del corazón, expresando profundo amor a todos los seres de los
diversos reinos. Y la dinámica que
provoca la evolución del Planeta es una función de Samballa, analogía del chacra
coronario. Y lo mismo que los tres chakras lo son de una entidad personal,
así estos grandes chakras planetarios son los medios por los que se expresa una
gran entidad, Sanat Kumara. Y que lo
mismo que nuestra personalidad es mero instrumento del verdadero Yo, esta excelsa
Entidad espiritual es el instrumento de expresión de Un Yo superior que referimos
como el Logos planetario.
Con el alineamiento
superior nos viene el reconocimiento de que somos células de órganos de un organismo, la Conciencia Planetaria.
Cuando esta percepción ocurre, coincide el descubrimiento de que el conjunto
que somos, alma-personalidad, encuentra su sentido
vital en llevar adelante un propósito dinámico planetario trabajando en unidad con otras almas.
Así surge de forma espontánea el reconocimiento del alma grupal.
Ningún alma existe
para sí misma, ningún propósito planetario se pliega a beneficiar a una entidad
separada. La mayor revelación que tiene
el alma es la que le descubre que su eje vital es la voluntad que le hace ser:
"en el centro de la voluntad de
Dios yo permanezco; nada apartará mi voluntad de la suya". O también. “Soy el alma. soy también amor, pero
sobre todas las cosas soy la tanto la Voluntad como el Designio establecido…”. A
querer ser eso nos induce la corrección interior que nos impulsa a seguir “la
óctuple noble vía”.
Actualmente la
forma directa como se nos revela esta voluntad
central propia planetaria es por medio de las ideas que los Maestro siembran en nuestro plano supermental. La
idea tiene dos connotaciones
específicas que podemos reconocer: la luz
de su propia evidencia (que hace que ninguna idea necesite demostración a
quien la tiene), y la energía que
irradia (demostrada en el dinamismo y creatividad de quien la recibe).
La percepción de
las ideas no está al alcance de todos, pues requiere poder mental y enfoque persistente hacia su alto nivel. Otra característica
de la idea en nuestra etapa evolutiva actual, es que su reconocimiento dura muy
poco en la conciencia cerebral, y a veces es esquiva y no conseguimos que
reaparezca.
Sí podemos
conseguir más fácilmente al realizar el alineamiento superior, el reconocimiento de que los trabajos de otros
son coherentes con el impulso interior, y encajan bien con nuestra voluntad central. Entonces nos acercamos a colaborar por el
impulso de esa demanda interna. Esto
significa el acercamiento a formar un alma grupal. Un alma grupal surge
desde la nota central del alma que es servir. Y sirve porque en su expansión
incluye a los demás como parte propia.
Las almas grupales
son el principio de la elevación y expansión planetaria, del alineamiento
superior que afecta a la propia alma. la voluntad que hace ser al alma es una pequeña
corriente de una corriente mayor: el alma es una con las almas de un grupo; todos los grupos de almas son expresión
del alma grupal que es la humanidad.
Por tanto encaramos demostrar nuestra capacidad interior
de irradiar a escala planetaria. Esto se expresa
afirmando que las almas en encarnación son la periferia de los ashramas de los
Maestros, del Gran Ashrama de Sanat Kumara. Igual que nosotros tenemos un
propósito y lo desplegamos a través de un plan de acción, así se afirma que hay
un propósito planetario evolutivo, los Maestros son los encargados de
planificar cómo llevarlo a cabo, y las almas grupales son los instrumentos por
los cuales se realiza. Los “diez grupos
inminente” son un experimento que promueve la Jerarquía para llevar
adelante el Plan evolutivo actual para el Planeta. Reflexionaremos sobre ellos.
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