viernes, 15 de agosto de 2014

LA IRRADIACIÓN PLANETARIA DEL ALMA.



El alcance planetario de la irradiación del alma se aprecia cuando la conciencia se enfoca a la realización del alineamiento superior. El alineamiento inferior consiste en lograr la subordinación de los cuerpos sutiles. Por medio de la meditación conseguimos que, mientras dura, nuestras emociones y pensamientos queden en silencio o acepten ser instrumentos de expresión de la conciencia superior. Lograrlo entonces no cuesta esfuerzo, resulta agradable, produce un estado de integración y plenitud en nuestro propio centro. Queremos conseguir que este alineamiento perdure.

La integración personal ha sido fruto de una larguísima cadena de encarnaciones. Esto ha producido que siempre nos sintamos ser el centro. Pero cuando trabajamos por el alineamiento superior, las cosas se ven de otro modo: el verdadero Yo tiene una visión mucho más elevada y amplia: se siente ser célula de un Todo mayor.

Las experiencias que se obtienen desde el supermental y el supramental se comprenden mejor si se usan las analogías como medio de conocimiento de las vivencias de el Todo mayor. Así se afirma que el verdadero yo, el alma humana, es una con todas las almas humanas y esta expansión permite la actividad de una función planetaria propia del chacra de la garganta, el chacra de la creatividad. A su vez la función de la Jerarquía es la de chacra del corazón, expresando profundo amor a todos los seres de los diversos reinos. Y la dinámica que provoca la evolución del Planeta es una función de Samballa, analogía del chacra coronario. Y lo mismo que los tres chakras lo son de una entidad personal, así estos grandes chakras planetarios son los medios por los que se expresa una gran entidad, Sanat Kumara. Y que lo mismo que nuestra personalidad es mero instrumento del verdadero Yo, esta excelsa Entidad espiritual es el instrumento de expresión de Un Yo superior que referimos como el Logos planetario.

Con el alineamiento superior nos viene el reconocimiento de que somos células de órganos de un organismo, la Conciencia Planetaria. Cuando esta percepción ocurre, coincide el descubrimiento de que el conjunto que somos, alma-personalidad, encuentra su sentido vital en llevar adelante un propósito dinámico planetario trabajando en unidad con otras almas. Así surge de forma espontánea el reconocimiento del alma grupal.

Ningún alma existe para sí misma, ningún propósito planetario se pliega a beneficiar a una entidad separada. La mayor revelación que tiene el alma es la que le descubre que su eje vital es la voluntad que le hace ser: "en el centro de la voluntad de Dios yo permanezco; nada apartará mi voluntad de la suya". O también. “Soy el alma. soy también amor, pero sobre todas las cosas soy la tanto la Voluntad como el Designio establecido…”. A querer ser eso nos induce la corrección interior que nos impulsa a seguir “la óctuple noble vía”.

Actualmente la forma directa como se nos revela esta voluntad central propia planetaria es por medio de las ideas que los Maestro siembran en nuestro plano supermental. La idea tiene dos connotaciones específicas que podemos reconocer: la luz de su propia evidencia (que hace que ninguna idea necesite demostración a quien la tiene), y la energía que irradia (demostrada en el dinamismo y creatividad de quien la recibe).

La percepción de las ideas no está al alcance de todos, pues requiere poder mental y  enfoque persistente hacia su alto nivel. Otra característica de la idea en nuestra etapa evolutiva actual, es que su reconocimiento dura muy poco en la conciencia cerebral, y a veces es esquiva y no conseguimos que reaparezca.

Sí podemos conseguir más fácilmente al realizar el alineamiento superior, el reconocimiento de que los trabajos de otros son coherentes con el impulso interior, y encajan bien con nuestra voluntad central. Entonces nos acercamos a colaborar por el impulso de esa demanda interna. Esto significa el acercamiento a formar un alma grupal. Un alma grupal surge desde la nota central del alma que es servir. Y sirve porque en su expansión incluye a los demás como parte propia.

Las almas grupales son el principio de la elevación y expansión planetaria, del alineamiento superior que afecta a la propia alma. la voluntad que hace ser al alma es una pequeña corriente de una corriente mayor: el alma es una con las almas de un  grupo; todos los grupos de almas son expresión del alma grupal que es la humanidad.

Por tanto encaramos demostrar nuestra capacidad interior de irradiar a escala planetaria. Esto se expresa afirmando que las almas en encarnación son la periferia de los ashramas de los Maestros, del Gran Ashrama de Sanat Kumara. Igual que nosotros tenemos un propósito y lo desplegamos a través de un plan de acción, así se afirma que hay un propósito planetario evolutivo, los Maestros son los encargados de planificar cómo llevarlo a cabo, y las almas grupales son los instrumentos por los cuales se realiza. Los “diez grupos inminente” son un experimento que promueve la Jerarquía para llevar adelante el Plan evolutivo actual para el Planeta. Reflexionaremos sobre ellos.

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