sábado, 9 de agosto de 2014

LOS DOS SONIDOS RADIANTES DEL ALMA.



 
 
Por la práctica de la "ciencia de la meditación" el alma puede emitir los dos sonidos radiantes que le son propios. El sonido es el potencial básico que promueve la aparición del mundo material, es la Voluntad que hace al mundo. En el Tratado de Magia Blanca, en su primera regla se afirma: "el alma no disipa su fuerza, sino que en profunda meditación se comunica con su reflejo". Esta comunicación es el primer sonido, y con su energía cumple el propósito de construir un instrumento adecuado para su segundo propósito.

Buda nos dio una gran lección, nos enseñó la "óctuple noble vía". En ella nos propone atender en la propia conciencia que es lo correcto, sin necesidad de ningún maestro exterior dogmatizándonos cuál es la rectitud.  La humanidad tiene ahora
sensibilidad para conocer la óctuple noble vía: "recta visión, recto pensar, recta palabra, recta acción, recto esfuerzo, recto medio de vida, recta meditación y recta contemplación". Cuando nos aplicamos a esta gran lección, cumplimos la segunda regla del Tratado de Magia Blanca: "Cuando la sombra ha respondido, el punto de luz, fruto de la labor de los cuatro (los tres cuerpos de la personalidad y la aportación del alma) crece y aumenta. Miríadas se reúnen en torno a su calor resplandeciente (referencia a las miríadas de pequeñas entidades materiales con que creamos el mundo que nos rodea), hasta que merma su luz y su fuego disminuye  (cuando la personalidad deja de dar su nota separatista), entonces será emitido el segundo sonido". Este sonido es el que ahora nosotros debemos permitir. Es una irradiación mucho más poderosa porque el objetivo de esta Voluntad es planetario.
  
Este segundo sonido ocurre cuando la personalidad está en total armonía con la calidad y propósitos del alma. La nota del alma es servir, porque a todos los seres humanos los ve como manifestación de la Unidad subyacente, y por tanto asume que su tarea es, no el instrumento personal, sino que la gran familia humana sea expresión armoniosa de esa Unidad de la Realidad espiritual. El segundo sonido es mucho más poderoso, la irradiación que podemos dispensar es muchísimo más grande, porque este propósito no deriva del alma individual, sino del "Propósito que los Maestros conocen y sirven", Propósito del Logos planetario. El instrumento para esta irradiación es la conciencia grupal.

El Maestro considera que esta irradiación grupal tan poderosa es actualmente muy necesaria porque, afirma, "la actual condición de desconcierto que prevalece en el mundo, el "impasse" internacional, la disconformidad religiosa, la confusión social y económica de las últimas décadas, son el resultado de energías tán poderosas -debido a su enorme ímpetu- que sólo se pueden poner en actividad rítmica por la imposición de energías más poderosas y más definidamente dirigidas". Es por eso que los Maestros impulsan ahora la aparición de los "grupos simiente".

¿Recordáis que os propuse la meditación de trasladar las energías del chacra del plexo solar al chacra del corazón? Esa meditación es fundamental para lo que pretendemos. De hecho el chacra del corazón es una expresión del amor del alma. Lá afirmación del Maestro es: "Cuando las energías del plexo solar -hasta ahora expresión de la potente naturaleza de deseos, que nutre la vida emocional de la personalidad- son también trasmutadas y reorientadas y después conducidas al centro cardíaco, se obtiene como resultado la comprensión de la conciencia, el amor y el propósito grupales, que hacen del aspirante un servidor de la humanidad y un asociado de los Hermanos Mayores de la raza".

Entonces aprende que el átomo humano es parte de un grupo o centro en el cuerpo de un Hombre celestial, un Logos planetario, y que debe llegar a percibir la vibración, el propósito y el centro de su grupo. Así entra en el sendero de probación o del Discipulado.

Los objetivos preliminares de todo grupo incipiente son:
la unidad grupal que se logrará aplicando el amor y subordinando la vida de la personalidad a la vida grupal;
la meditación grupal por cuyo medio el trabajo que realiza el grupo se lleva adelante desde los niveles mentales más elevados mediante la expresión de la vida contemplativa. Para ello se ha de lograr "la vida dual", de modo que se actúe conscientemente como personalidad y como alma: estar en el “aquí y ahora”, y al mismo tiempo en amorosa contemplación; y finalmente
la actividad grupal, de modo que cada grupo tendrá una característica distintiva, que estará dedicada a alguna forma específica de servir.

Así que podemos reflexionar que vamos a entrar ahora en un ámbito de enorme irradiación grupal para servicio de la humanidad y del planeta. Lo más probable es que muchos de vosotros sintáis un impulso interior a formar parte de este voluntariado glorioso. Hoy, según afirma Benjamín Creme, Cristo, Maitreya, cuenta con unos 2000 millones de discípulos. Y ese comentario de Su Maestro: "nunca un Avatar tuvo tantos discípulos dispuestos a secundar su trabajo de anclar las nuevas energías en la humanidad y en el planeta, como ahora El va a tener ". 

Revisad las meditaciones que tenéis a vuestra disposición y que os he ofrecido en el blog: http://irradiacionintegral.com.es/


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