jueves, 19 de junio de 2014

LA LUZ EN LA CABEZA ES EFECTO DE LA ENERGÍA RADIANTE.


El fenómeno de ver la luz en la propia cabeza es revelador del estado crecientemente radiante de los dos centros más importantes que tenemos situados en ella: el centro coronario y el del entrecejo. Cuando los siete centros de conciencia están abiertos y radiantes conforman un gran campo de luz, propio de los iniciados de 3ª iniciación, que viven en identidad con la Realidad espiritual y han experimentado  el despertar de kundalini.
No me resisto a presentaros esta larga cita del Maestro D.K. en la que habla sobre “la luz en la cabeza”.
Quienes deseéis más información la podéis obtener bajándoos gratuitamente por Internet este y otros libros, con sólo que los busquéis con la referencia de: Los libros del Maestro Tibetano.
Esta luz en la cabeza es la que mucha gente ha visto reflejada en las imágenes de los santos. El medio para acrecentar la energía en la cabeza es la práctica sistemática de la meditación para contactar e identificarse con el alma, el verdadero yo.

“El registro de la luz dentro de la periferia del cráneo está vinculado a la relación que existe entre los centros coronario y entre las cejas, es decir, entre esa zona (ubicada alrededor del cuerpo pituitario) y la que está alrededor de la glándula pineal. Como saben, el efecto vibratorio de esos dos centros puede llegar a ser tan fuerte que ambas vibraciones, o su “palpitante activi­dad rítmica”, invadan el campo de actividad del otro y establecerse un campo magnético unificado que llegue a ser tan poderoso tan brillante y pronunciado, que el discípulo podrá verlo con toda nitidez al cerrar los ojos, pudiendo percibirse y conocerse visualmente. Con el tiempo y en algunos casos puede afectar definiti­vamente al nervio óptico; despierta la parte más sutil del sentido de la vista. Entonces el hombre puede ver etéricamente y también la contra parte etérica de todas las formas tangibles.

El registro de la luz tiene también ciertas etapas definidas y se efectúa en determinados grados de desarrollo del ser hu­mano, pero es más probable que ocurra en las primeras etapas y no en las posteriores, y ellas son:
1.     Percibir una luz difusa fuera de la cabeza, delante de los ojos o sobre el hombro derecho.
2.     Percibir una luz difusa y nebulosa dentro de la cabeza, que aparentemente compenetra toda la cabeza.
3.     La concentración de esta luz difusa hasta que adquiere la apariencia de un sol radiante.
4.     La intensificación de la luz de este sol interno. En realidad es el reconocimiento de la radiación del campo magnético establecido entre el cuerpo pituitario y la glándula pineal, como expresiones de los centros coronario y ajna. Dicha radiación a veces puede ser demasiado brillante para so­portarla.
5.     La extensión de los rayos de este sol interno, primero hasta los ojos, y finalmente más allá del radio de la cabeza, de manera que (para la visión del clarividente) la aureola apa­rece alrededor de la cabeza del discípulo o aspirante.
6.     El descubrimiento de que existe en el mismo corazón de todo esto, un punto de luz azul eléctrico oscuro, que gradualmente aumenta hasta adquirir el tamaño de un círculo bastante grande. Esto ocurre cuando la luz en la cabeza irradia desde la abertura central que se halla en su cima. A través de esta abertura pueden sintetizarse las diversas energías del alma y las fuerzas de la personalidad, que afluirán al cuer­po físico por medio de los centros mayores. También cons­tituye una “puerta esotérica de salida” a través de la cual puede el alma retirar, cuando el individuo duerme, el aspecto conciencia y, en el momento de la muerte, el aspecto con­ciencia y el hilo de la vida.
…no todos los aspirantes y estudiantes de ocul­tismo ven esta luz. Verla depende de varios factores -tempera­mento, cualidad de las células físicas del cerebro, la naturaleza del trabajo o la tarea particular que se ha realizado y la extensión del campo magnético.
Los estudiantes no deberían realizar ningún esfuerzo para tratar de ver esta luz en la cabeza, pero cuando se la percibe y ve, entonces deberá ser registrada y regulada cuidadosamente”.
Psicología Esotérica II, pág.  334.

Os sugiero que elijáis alguna de las tres meditaciones que os presente y que os dediquéis a ese trabajo sistemático durante unos meses. Y como está claro que la meditación es el factor más importante para una creciente irradiación, continuaremos hablando de la meditación en general y presentando algunas meditaciones que os pueden ser de interés.




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