Poco podemos
decir y poco refiere el Maestro D.K. respecto a estas dos últimas etapas en la
construcción del antakarana o puente de continuidad de conciencia, puesto que
son tan elevadas que quedan fuera del alcance de nuestra percepción ordinaria.
Las denomina
de Estabilización y Resurrección. Estabilización,
porque ha alcanzado el grado de realización más elevada, el de la
identificación con la Mónada: alcanza plena conciencia de que es el Ser
espiritual, la Realidad Una. Como fuera del Ser nada hay, la estabilidad le es
connatural.
Afirma que
al principio los hilos o continuidad de percepción-evidencia de esta última
parte del antakarana, pueden ser finos y tenues, pero el tiempo y la comprensión aplicada tejerán el puente lentamente hilo
tras hilo hasta quedar concluido, estable, sólido y apto para ser utilizado. Como
él Ser es Vida, energía, acción, el fortalecimiento de estos hilos se realiza
por medio de la aplicación de lo que se percibe ser: vida, acción; de ahí que
lo que se comprende que se es se complete con la aplicación. Esto es
forzosamente así, dice, pues no hay otro medio de intercomunicación entre el
iniciado y el Uno que ahora sabe que es él mismo. Desde su triple expresión espiritual
por medio de la Tríada espiritual, asciende plenamente consciente a la esfera de la vida monádica;
La
justificación de que se titule la última etapa de “Resurrección”, reside en que (posiblemente haciendo uso del mito de
la caverna de Platón), según afirma, ha
resucitado de la caverna oscura de la vida personal a la brillante luz de la
divinidad. Esta imagen se hilvana con la que nos presenta el más antiguo
mantram que conocemos, el Gayatri que,
podemos recordar, se expresa así:
Oh, Tu,
Señor, Sustentador del Universo,
de Quien todas
las cosas provienen
y a Quien todas
las cosas retornan:
muéstranos el
rostro del verdadero Sol espiritual,
por oculto detrás de un disco de luz dorada.
Para que
podamos conocer la verdad
y cumplir
con nuestro deber
mientras nos
encaminamos hacia Tus sagrados pies.
Con esta afirmación de que el disco de luz dorada, la
mente, oculta la verdad del Sol espiritual, enlaza la que establece que “la mente es la matadora de lo Real”, y
que mientras vivimos inmersos en nuestra mente concreta, asumimos el mundo de
las apariencias como el mundo de la realidad, vivimos en el yo ilusorio.
Debido Su nuevo estado de percepción de que es la
Unidad, puede actuar con pleno derecho, bien como parte de la Humanidad, bien como un miembro de la Jerarquía o conjunto de Maestros, el gran grupo de
Aquellos que poseen voluntad conscientemente divina y son Custodios del Plan evolutivo
de los diversos reinos en el planeta. Responde también a la impresión de Shamballa y está dirigido por los Guías de la
Jerarquía.
Puede volver a la manifestación expresándose como un
ser humano en encarnación física (como cuando apareció como Jesucristo), con la
triple energía que nos caracteriza: mental, astral-emocional y vital; puede
expresar la energía dual de la
Jerarquía, de Voluntad y Amor; o puede captar como más apropiado persistir
en expresar la energía Una de Shamballa,
la que se constituye en el núcleo propositivo que lleva adelante la
evolución en el planeta.
Ésta es la meta del discípulo cuando comienza a
trabajar en la construcción del antakarana.
Después de haber reflexionado sobre las seis etapas en
la construcción del antakarana, que nos ha ayudado a comprender que a mayor elevación, mayor irradiación,
volveremos a enfocar nuestra atención en aspectos específicos de nuestro
progreso que potencian la construcción de este puente de continuidad o
antakarana en las primeras etapas, y que significan un aumento en nuestra
irradiación, objetivo básico que nos proponemos como grupo.
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