LA FUSIÓN CON EL ALMA PROPICIA LA
GRAN IRRADIACIÓN.
Todos constatamos que
donde hay vida, hay irradiación. Cuando un ser humano ha evolucionado al punto
de conseguir la integración personal, se nota claramente que aumenta su
irradiación, porque resalta “su
personalidad”. La personalidad es el
juego de la irradiación de la vida, sentimientos y pensamientos en un todo integrado
y funcionante hacia el logro del objetivo que se intenta.
Una de las cosas que
distingue actualmente al ser humano respecto a cómo éramos hace un siglo
consiste en el hecho claramente discernible de que ahora la mente humana esta
mucho más iluminada, mucho más despierta y, por su penetrante y elevada
agudeza, es mucho más creadora. Su
luminosidad hace que sea más fácilmente receptiva al mundo supermental de las
ideas.
Es un hecho concluyente
que el contacto con el plano supermental no pasa necesariamente por el
acatamiento necesario de creencias religiosas. El plano supermental es tan
natural como ahora es el plano mental.
La
gran aportación que está realizando al mundo el esoterismo actual es la
presentación de métodos y técnicas para conseguir que sistemáticamente se
mantenga la conexión con la conciencia supermental. A
esta conciencia supermental propia se le ha dado el nombre de el alma.
La afirmación más
prometedora y expectante que se hace respecto a la humanidad actual es la de
que va a ascender de forma consistente y
a escala cada vez más amplia al plano supermental. En otro lenguaje es la
afirmación de que la humanidad va a entrar ahora en el Quinto Reino.
El impulso hacia lo alto nos viene desde nuestra base primaria, desde el instinto divino asentado en el chacra
base de la columna. Ese instinto nos empuja a buscar nuevos ideales y
seguirlos. Ese mismo instinto divino es el que ahora empuja a que alcancemos el
nivel supermental. Por tanto, como es un
instinto imparable, es seguro que el ideal que pretendemos lo vamos a lograr.
A nivel individual esto
significa la ardiente aspiración por
conectar con nuestra conciencia más elevada, consagrando todas nuestras
fuerzas, todo nuestro ser en su prosecución.
Antes de que alcanzarla, ya estamos constituidos
para que las tres cualidades de la
conciencia supermental tengan buen acomodo en los tres cuerpos sutiles: la luz de la inteligencia del alma, ilumina cada
vez más la mente concreta; la cualidad de amor del alma se podrá expresar a
través de nuestro cuerpo de sentimientos, el cuerpo astral; y la cualidad de
voluntad del alma, tendrá salida a través de nuestra disposición a servir a los
demás con nuestra vida física atendiéndolos en sus necesidades como nos
atendemos a nosotros mismos hasta ahora.
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