sábado, 7 de diciembre de 2013

LA FUSIÓN CON EL ALMA PROPICIA LA GRAN IRRADIACIÓN.

LA FUSIÓN CON EL ALMA PROPICIA LA GRAN IRRADIACIÓN.


Todos constatamos que donde hay vida, hay irradiación. Cuando un ser humano ha evolucionado al punto de conseguir la integración personal, se nota claramente que aumenta su irradiación, porque resalta “su personalidad”. La personalidad es el juego de la irradiación de la vida, sentimientos y pensamientos en un todo integrado y funcionante hacia el logro del objetivo que se intenta.
Una de las cosas que distingue actualmente al ser humano respecto a cómo éramos hace un siglo consiste en el hecho claramente discernible de que ahora la mente humana esta mucho más iluminada, mucho más despierta y, por su penetrante y elevada agudeza, es mucho más creadora. Su luminosidad hace que sea más fácilmente receptiva al mundo supermental de las ideas.
Es un hecho concluyente que el contacto con el plano supermental no pasa necesariamente por el acatamiento necesario de creencias religiosas. El plano supermental es tan natural como ahora es el plano mental.
La gran aportación que está realizando al mundo el esoterismo actual es la presentación de métodos y técnicas para conseguir que sistemáticamente se mantenga la conexión con la conciencia supermental. A esta conciencia supermental propia se le ha dado el nombre de el alma.
La afirmación más prometedora y expectante que se hace respecto a la humanidad actual es la de que va a ascender de forma consistente y a escala cada vez más amplia al plano supermental. En otro lenguaje es la afirmación de que la humanidad va a entrar ahora en el Quinto Reino.
El impulso hacia lo alto nos viene desde nuestra base primaria, desde el instinto divino asentado en el chacra base de la columna. Ese instinto nos empuja a buscar nuevos ideales y seguirlos. Ese mismo instinto divino es el que ahora empuja a que alcancemos el nivel supermental. Por tanto, como es un instinto imparable, es seguro que el ideal que pretendemos lo vamos a lograr.
A nivel individual esto significa la ardiente aspiración por conectar con nuestra conciencia más elevada, consagrando todas nuestras fuerzas, todo nuestro ser en su prosecución.
Antes de que alcanzarla, ya estamos constituidos para que las tres cualidades de la conciencia supermental tengan buen acomodo en los tres cuerpos sutiles: la luz de la inteligencia del alma, ilumina cada vez más la mente concreta; la cualidad de amor del alma se podrá expresar a través de nuestro cuerpo de sentimientos, el cuerpo astral; y la cualidad de voluntad del alma, tendrá salida a través de nuestra disposición a servir a los demás con nuestra vida física atendiéndolos en sus necesidades como nos atendemos a nosotros mismos hasta ahora.

 

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