La experiencia
más importante y notoria que nos aportará la exteriorización de la Jerarquía -que
viene para facilitar la reaparición de Cristo, Maitreya-, consiste en que descenderán
a nuestro plano, pero también facilitarán
nuestra elevación conciencia.
El Maestro DK
afirma que Cristo vendrá de tres
maneras: la primera consiste en estimular la conciencia espiritual del
hombre y fomentar la conciencia crística en su corazón; la segunda, en que influirá en Sus discípulos mundiales y el Nuevo
Grupo de
Servidores del Mundo, para plasmar
en la mente de los hombres iluminados de todo el mundo las ideas espirituales que encierran las nuevas verdades. Este
Movimiento planificado por la Jerarquía, progresa; los hombres y mujeres de
todas partes y todos los sectores de la vida enuncian las nuevas verdades que
guiarán en el futuro el vivir humano, y fundan nuevas organizaciones, corrientes
y grupos ‑grandes o pequeños ‑ que harán conocer a las masas humanas la
realidad de la necesidad y el modo de enfrentarla. Tercera, Cristo viene en
Persona y camina entre los hombres como lo hizo en Palestina (ya estamos a
la espera del Día de su Declaración Universal).
Por la elevación
de la conciencia humana hasta los planos espirituales, gracias a la irradiación
de la Jerarquía, con la aparición de sus Ashramas y después con Su propia
Presencia, dos grandes revelaciones
tendrán lugar más rápidamente:
1.- La revelación de la luz de la Verdad.
Esto significa que vamos a evidenciar nuestra
identidad con la Realidad. Es alcanzar permanentemente los niveles supermental
y supramental, propios de sólo los humanos más insignes, pero que la humanidad
en general hasta ahora no hemos estrenado. En esta luz, la humanidad sabrá qué
hacer y cómo rectificar los errores pasados. Pasar de la luz de la mente
ordinaria a la luz super o supramental, estaba predicho en la frase: “en esa luz veremos la Luz”; pasar del
mero conocer mental, a evidenciar que somos la Realidad sustancial. Junto con
esta revelación de Luz, nos otorga también la comprensión amorosa, es decir, el
conocimiento intuitivo del corazón de que, pese a las limitaciones que
tengan cuantos nos rodean, nuestra percepción más profunda nos revelará que son
tan divinos como divino es lo más profundo de nuestro ser.
2.-
La otra revelación es la de “la vida más
abundante” que Cristo prometió cuando estuvo en la tierra. Percibiremos que
nuestra energía vital es esa energía espiritual que impulsa hacia la correcta
actividad, la sana conducción, y la vida inspirada e inspiradora. Hasta ahora
nuestra actitud ha sido, en el mejor de los casos, proyectar la luz de la recta
conciencia y con ella observar dónde están nuestros errores y debilidades; pero,
como los cometemos por debilidad, característico es volver a caer en el error
una y otra vez. Ahora se revelará en nuestro interior una energía que antes ni
sospechábamos. Con esta nueva energía evidenciaremos lo que más somos: la buena
voluntad imperara, la armonía social será lo ordinario, porque todos sentiremos una inclinación y poder natural
a hacer el bien. Pasaremos, de comprender y activar de modo ordinario la
buena voluntad, a percibir y activar la voluntad de la Familia Humana -porque
eso somos-, y la voluntad de la Conciencia Planetaria, es decir, la Voluntad al
Bien, “el punto de vista cabal”. Sólo es bueno lo que es bueno para la
totalidad de la conciencia, para la Conciencia Planetaria. Porque veremos que Ella
es lo que en realidad somos.
Una vez alcanzada la conciencia
super o supramental, es decir, la conciencia anímica o la conciencia
espiritual, advertiremos que la
separación entre la Jerarquía y la Humanidad es simplemente de grado, pero no
de naturaleza. Su constante irradiación a través de sus Ahsramas (es decir,
a través de los discípulos afiliados
al Ashrama, más la que acogen y trasmiten los discípulos aceptados, los discípulos consagrados,
más la de los discípulos y aspirantes en
probación), nos revelará que nuestra
conciencia está en continua ascensión, y que, liberados de la ilusión de la
separatividad, la unidad con los
Maestros y con Cristo es la misma que la unidad de la propia conciencia, porque
como conciencia somos expresión de la Realidad, y la Realidad es Una.
Descubriremos que nuestro interior es
Cristo mismo. Pero Cristo afirmaba que era la Vida misma (la Vida, la
Voluntad del Padre, la Voluntad que el Logos planetario proyecta en Samballa,
-“Mi Padre y Yo, somos Uno”). Así que tendremos la vida más abundante”.
A esa revelación-elevación se llega por medio de la
meditación. Porque la meditación es el medio más
natural para elevar la conciencia. La potente irradiación de los Maestros facilitará
que nuestra meditación sea fecunda, cada vez más fecunda y elevadora. Así
resultará que cada vez más gente se interesara por meditar, por crecer
interiormente, por vivir en el constante progreso de su autenticidad.
Manuel
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