lunes, 1 de junio de 2015

LAS TRES IRRADIACIONES DEL MAESTRO AL DISCÍPULO. LA DE LA INTELIGENCIA.



LAS TRES IRRADIACIONES DEL MAESTRO AL DISCÍPULO. LA DE LA INTELIGENCIA.

Consideramos el otro día la etapa ya muy avanzada del discípulo en el aura del Maestro. El aura del Maestro es dinámica, energía pura, es la energía misma del Logos planetario con el propósito de emplear los reinos del planeta como su campo de expresión. La energía del Maestro es ese propósito en total pureza, en el nivel previo a Su inmersión en la sustancia material. Si el discípulo está en el aura del Maestro, eso quiere decir que, aunque está en la materialidad, ha logrado tal sublimación de la materia, que ya no existe ninguna vibración involutiva en ella; ha logrado “el perfecto equilibrio”: la Realidad tiene la misma sutilidad antes y durante la inmersión en la materia.
Un Maestro no sólo transmite su irradiación al discípulo que está en Su aura. Él está irradiando constantemente su energía mediante una triple expresión, que va descendiendo, plano tras plano hasta afectar a cuantos nos sentimos en la mera conciencia personal. Como la Realidad cuando se expresa toma tres aspectos, los de Inteligencia, Amor y Voluntad, el Maestro -exponente puro de la Realidad-, nos emite tres irradiaciones correspondientes. La irradiación que emite va descendiendo por los tres planos que constituyen el ámbito en el que podemos vivir: el triple plano espiritual, el plano del alma con sus 3 cualidades, y el plano de la personalidad con su triple cuerpo de manifestación.
Vamos a fijarnos ahora en la primera irradiación, la de la Inteligencia. Para empezar digamos que la conexión de arriba abajo siempre está establecida, pero la personalidad precisa de muchas encarnaciones hasta llegar a reconocer la conexión. El primer reconocimiento por parte de la personalidad de la luz de la Inteligencia se da cuando se siente autoconsciente. La autoconciencia ocurre porque la mente personal hace suya la luz de la inteligencia del alma, luz o inteligencia supermental.  La persona atiende a esa fuente superior de inspiración por atención invocativa persistente para solucionar un problema o de forma clásica y ordinaria. por medio de la meditación.
Por la meditación continua la persona descubre que esa luz de la Inteligencia en el supermental tiene un valor mayor que el meramente funcional de servir para solucionar problemas; descubre que tiene valor por sí misma, que está siempre presente y que si persiste en estado meditativo podrá reconocerla continuamente. En la meditación la conciencia se orienta hacia el centro u origen de la Inteligencia, y de este modo se acerca a identificarse con la inteligencia en el plano espiritual, el plano supramental, del mismo modo que antes se ha identificado con la luz supermental, la luz del alma.
Ahora le llegan destellos intuitivos de lo que es la Inteligencia en sí. En esos destellos descubre que la dualidad yo-Inteligencia que percibo es una ilusión. Entonces descubre que todo es expresión de la Inteligencia creadora. Del mismo modo que antes creaba pensamientos dentro de su sustancia mental concreta, ahora advierte que todas las cosas son como pensamientos de la Inteligencia que es. Afirma “sólo Ella es”, o “sólo Yo-inteligencia soy”. La conciencia se ha sublimado y sólo queda la evidencia de que Yo soy la Inteligencia que se expresa. Como no hay dualidad, podemos entender fácilmente que en ese nivel se alcanza la identificación con el aura del Maestro.
Se ha llegado a lo que el Maestro DK como un atributo de la Sabiduría de los Maestros: la sublimación de la Inteligencia. Cuando se está en el nivel espiritual, todo se ve diferente: igual que no hay dualidad Inteligencia y yo, tampoco hay multiplicidad. Por tanto, si ya no hay personas ni cosas ¿quién se relaciona con quien o con que?
La personalidad y el alma están ahí, pero dentro sólo hay la misma Inteligencia creadora. Cuando la fusión con el alma es fuerte y profunda, entonces somos capaces de ver con “el ojo de la visión”: vemos que todo es expresión de la Inteligencia espiritual. El séptimo atributo de la Sabiduría se refiere a la “respuesta intelectual al contacto”. Continúa el mundo de las relaciones, pero queda velado quién responde a quien. Es como cuando la conciencia personal se choca las manos, ¿quién choca a quien? Para la Inteligencia las cosas son sus manos, y Ella es quien se choca las manos. Conforme seguimos ascendemos el camino, nos acercamos a identificarnos con el aura del Maestro. Él es la Inteligencia, nosotros la Inteligencia, y su intuitiva nos llega porque el Maestro nos irradia la energía de Inteligencia.



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