LAS TRES IRRADIACIONES DEL MAESTRO AL DISCÍPULO. LA DE
LA INTELIGENCIA.
Consideramos el otro
día la etapa ya muy avanzada del discípulo en el aura del Maestro. El aura del
Maestro es dinámica, energía pura, es la energía misma del Logos planetario con
el propósito de emplear los reinos del planeta como su campo de expresión. La
energía del Maestro es ese propósito en total pureza, en el nivel previo a Su inmersión
en la sustancia material. Si el discípulo está en el aura del Maestro, eso
quiere decir que, aunque está en la materialidad, ha logrado tal sublimación de
la materia, que ya no existe ninguna vibración involutiva en ella; ha logrado “el perfecto equilibrio”: la Realidad tiene
la misma sutilidad antes y durante la inmersión en la materia.
Un Maestro no sólo
transmite su irradiación al discípulo que está en Su aura. Él está irradiando
constantemente su energía mediante una triple expresión, que va descendiendo,
plano tras plano hasta afectar a cuantos nos sentimos en la mera conciencia
personal. Como la Realidad cuando se expresa toma tres aspectos, los de
Inteligencia, Amor y Voluntad, el Maestro -exponente puro de la Realidad-, nos
emite tres irradiaciones correspondientes. La
irradiación que emite va
descendiendo por los tres planos que constituyen el ámbito en el que podemos
vivir: el triple plano espiritual, el plano del alma con sus 3 cualidades,
y el plano de la personalidad con su triple cuerpo de manifestación.
Vamos a fijarnos ahora
en la primera irradiación, la de la
Inteligencia. Para empezar digamos que la conexión de arriba abajo siempre
está establecida, pero la personalidad precisa de muchas encarnaciones hasta
llegar a reconocer la conexión. El primer
reconocimiento por parte de la personalidad de la luz de la Inteligencia se
da cuando se siente autoconsciente.
La autoconciencia ocurre porque la mente personal hace suya la luz de la inteligencia del alma, luz o inteligencia supermental. La persona atiende a esa fuente superior de
inspiración por atención invocativa
persistente para solucionar un problema o de forma clásica y ordinaria. por
medio de la meditación.
Por la meditación continua la persona descubre
que esa luz de la Inteligencia en el
supermental tiene un valor mayor que el meramente funcional de servir para
solucionar problemas; descubre que tiene
valor por sí misma, que está siempre presente y que si persiste en estado meditativo
podrá reconocerla continuamente. En la meditación la conciencia se orienta
hacia el centro u origen de la Inteligencia, y de este modo se acerca a identificarse con la inteligencia en el
plano espiritual, el plano supramental,
del mismo modo que antes se ha identificado con la luz supermental, la luz del
alma.
Ahora le llegan
destellos intuitivos de lo que es la Inteligencia en sí. En esos destellos descubre que la dualidad yo-Inteligencia que
percibo es una ilusión. Entonces descubre que todo es expresión de la Inteligencia creadora. Del mismo modo que
antes creaba pensamientos dentro de su sustancia mental concreta, ahora
advierte que todas las cosas son como pensamientos de la Inteligencia que es.
Afirma “sólo Ella es”, o “sólo Yo-inteligencia soy”. La conciencia se ha
sublimado y sólo queda la evidencia de que Yo soy la Inteligencia que se
expresa. Como no hay dualidad, podemos entender fácilmente que en ese nivel se
alcanza la identificación con el aura del Maestro.
Se ha llegado a lo que
el Maestro DK como un atributo de la
Sabiduría de los Maestros: la sublimación
de la Inteligencia. Cuando se está en el nivel espiritual, todo se ve
diferente: igual que no hay dualidad Inteligencia y yo, tampoco hay multiplicidad. Por tanto, si ya no hay personas ni cosas
¿quién se relaciona con quien o con que?
La personalidad y el
alma están ahí, pero dentro sólo hay la misma Inteligencia creadora. Cuando la
fusión con el alma es fuerte y profunda, entonces somos capaces de ver con “el ojo de la visión”: vemos
que todo es expresión de la Inteligencia espiritual. El séptimo atributo de la
Sabiduría se refiere a la “respuesta
intelectual al contacto”. Continúa el mundo de las relaciones, pero queda
velado quién responde a quien. Es como cuando la conciencia personal se choca
las manos, ¿quién choca a quien? Para la Inteligencia las cosas son sus manos,
y Ella es quien se choca las manos. Conforme seguimos ascendemos el camino, nos
acercamos a identificarnos con el aura del Maestro. Él es la Inteligencia,
nosotros la Inteligencia, y su intuitiva nos llega porque el Maestro nos irradia
la energía de Inteligencia.
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